Hubo patos de goma de colores, algunos con premio en metálico, y otros divertidos obsequios. | Assumpta Bassa

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La caza del pato de goma en la Colònia de Sant Jordi reúne, año tras año, a centenares de vecinos que disfrutan de esta actividad refrescante y respetuosa con el medio ambiente. El núcleo costero celebra sus fiestas de verano con mucha animación y con una gran variedad de actos para todos los gustos y edades.

Hace ya muchos años que se sustituyó la tradición de coger patos vivos, que se celebró durante décadas, por ejemplares de goma con el aliciente de que algunos de los que se sueltan están marcados con un premio en metálico. Se trata de una de las actividades más esperadas, sobretodo por los más pequeños que son los que más disfrutan a la hora de lanzarse al agua en busca del apreciado botín. Son los que participan con una mayor expectación para ver cuales serán los objetos lanzados. Esta actividad se celebró, a mediodía, en las inmediaciones del puerto y sobre las rocas donde se concentraron padres, abuelos y amigos para disfrutar de un baño con premio.

A pocos metros de las rocas, unas embarcaciones eran las encargadas de lanzar los obsequios al agua. En esta edición hubo muchos regalos a parte de los ejemplares de goma. Hubo algunos que salieron cargados con objetos de peso como melones y sandias, también colchonetas o pistolas de agua. La mayoría de participantes se hicieron con algún obsequio.