La proliferación de patines eléctricos este verano sobre las aceras de Magaluf ha puesto en riesgo la seguridad de los peatones y también de los propios usuarios de los vehículos ya que circulan a una velocidad considerable y no se exige el uso de cascos o demás protecciones. | Michel's

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El Ajuntament de Calvià está dispuesto a cortar por lo sano el desmadre provocado este verano por el tráfico de patinetes eléctricos por las aceras de Magaluf. Y para conseguirlo desde ya, el alcalde Alfonso Rodríguez Badal (PSOE) ha firmado un decreto que modifica la ordenanza municipal de circulación e imposibilita que estos vehículos, hasta ahora en un limbo legal, puedan rodar no sólo por las aceras, sino también por las calzadas del término.

El decreto de Alcaldía llega después de la proliferación de que este tipo de vehículos de movilidad personal haya puesto en peligro la integridad física de los peatones, residentes y turistas, de la zona; así como de sus propios usuarios.

Según fuentes del Consistorio calvianer, con el decreto que entrará en vigor al día siguiente de su publicación en el Boletín Oficial de les Illes Balears (BOIB –hecho que ocurrirá este martes o el jueves– se define qué vehículos, tal y como reza la ordenanza, pueden ser considerados como «aparatos similares» a los patines y monopatines a los que sí está permitido circular por las aceras. Una concreción de características que, en contraste a las que presentan los patines eléctricos que se alquilan en Magaluf, dejan a éstos automáticamente fuera de ese grupo al superar los 20 kilos de masa y los 0,6 metros de anchura, amén de sobrepasar la velocidad del paso de las personas.

La modificación de la ordenanza decretada por el alcalde sólo autoriza la circulación por la vía pública de los vehículos de movilidad personal de titularidad pública destinados a un servicio público. Este excepción va dirigida a los vehículos segway de la Policía Local.

Relatan fuentes autorizadas que la prohibición de los patinetes eléctricos en las aceras y calzadas de Calvià afectará unos 500 vehículos de estas características, propiedad, en casi su totalidad, de un empresario de la noche de Punta Ballena que tradicionalmente se ha dedicado a la gestión de bares de copas destinados a jóvenes turistas, a quienes también alquila los patines.