El proyecto definitivo del desdoblamiento de la carretera prevé también el embellecimiento de la travesía de entrada a Campos. | Redacción Part Forana

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Las obras del desdoblamiento de la carretera que conecta el final de la autopista de Llucmajor con el núcleo urbano de Campos trascenderán la presente legislatura y ya será durante la próxima cuando concluyan. De esta manera, serán los responsables del gobierno insular que salga de las urnas que se abrirán el último domingo de mayo de 2019 quienes den el proyecto por ejecutado y procedan a la inauguración de la nueva vía rápida. Y es que, según previsiones de los actuales dirigentes del Consell de Mallorca, las obras de ampliación de la Ma–19 no podrán adjudicarse antes del primer trimestre de 2018 y el plazo de ejecución es de dos años.

A día de hoy, los técnicos de la dirección insular de Carreteres Territori i Infraetructures de la institución redactan los pliegos administrativos que deberán regir el concurso de adjudicación de las obras y «en unas semanas saldrán a licitación», señalan fuentes autorizadas del departamento de Territori i Infraestructures dirigido por la consellera Mercedes Garrido.

Asimismo, desde la misma Conselleria apuntan que, una vez el proyecto de desdoblamieto de la carretera salga a licitación, «ha de estar 40 días publicado en el diario oficial de la Unión Europea (UE)». A partir de ahí, prosiguen las mismas fuentes, «se podrán presentar ofertas y, desde ese momento, los plazos ya no son tan concretos». Esta inconcreción viene dada por la posibilidad de que, una vez convocada y reunida la mesa de contratación para estudiar y valorar las ofertas presentas, se registren bajas temerarias (ofertas anormalmente bajas). «En este caso, las empresas disponen de otro plazo para justificar que pueden llevar a cabo la obra y, tras este periodo de tiempo, los técnicos evalúan las justificaciones y hacen informes de si las aceptan o no. Tras este fallo, ya se pueden adjudicar las obras e iniciarse», advierten las fuentes del Consell consultadas. Sea como fuere, desde el departamento de Territori i Infraestructures confían en que, «si todo va bien», si no se superan los plazos mínimos, las obras puedan adjudicarse dentro del primer trimestre de 2018. En caso contrario, es decir, en caso de que existieran bajas temerarias, la posterior interposición de recursos y según la manera en que estos se resuelvan, la fecha de adjudicación de las obras podría demorarse todavía más.