Los ‘binissalemers’ desfilaron vestidos ‘a l’ample’ y bajo cualquier temática. Incluso construyeron un ‘llaüt’. | Maria Nadal

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Binissalem vivió el sábado una de las tardes más multitudinarias de las populares fiestas del Vermar con su tradicional desfile de carrozas que llena de imaginación, fiesta, color y música las principales calles de la localidad en la penúltima jornada de los actos que se organizan entorno a la cultura del vino.

Un total de 80 carrozas y comparsas salieron del polígono industrial y se dirigieron hacia el centro de la localidad donde cientos de personas esperaban para presenciar el desfile.

Como novedad de este año, el alcalde Andreu Villalonga explicó que «se ha optado por realizar la salida desde el polígono en lugar de la calle Guillem Martí, como era habitual, para hacer que el recorrido del desfile sea un poco más corto». Aún así, las carrozas desfilaron con retraso y no llegaron a la plaza hasta las seis de la tarde.

Pero este hecho no quitó ni un ápice de fiesta al desfile. Los binissalamers se vistieron a l’ample y no dudaron en animar el ambiente encima de las carrozas o andando. La vermada gelada, los gnomos o incluso coches de choque tuvieron cabida en el desfile de comparsas y carrozas que están unidas por un mismo hilo conductor: la uva y la tradición de la vendimia.