El Castell d’Alaró fue el último reducto en varias defensas desesperadas a lo largo de los siglos. La más conocida es la protagonizada por Cabrit y Bassa. Tenía fama de inexpugnable, aunque hoy en día parte de sus murallas se encuentran en un estado deplorable por falta de cuidados. | Redacción Part Forana

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El Consell de Mallorca pasa a la ofensiva para conseguir que el Estado, que es el titular del Castell d'Alaró, proceda a su urgente restauración. Conforme a la Ley del Patrimonio le será enviado un requerimiento para que actúe y recupere la construcción. Si no lo hace, el president Miquel Ensenyat anunció este lunes que abrirá un expediente sancionador al Estado.

Según la normativa histórico-artística, el titular de un Bien de Interés Cultural catalogado, como es el Castell d'Alaró, está obligado a proceder a su recuperación en caso de que se encuentre en situación deficiente o ruinosa. Este es el caso del Castell d'Alaró, que padece una progresiva degradación.

El president del Consell, Miquel Ensenyat, anunció que «enviaremos un requerimiento al Estado para que inicie lo antes posible las obras de restauración. En caso de que la situación se demore o de que obtengamos una negativa, procederemos a abrir el expediente sancionador contra el Estado por un evidente incumplimiento de la normativa».

Ensenyat tiene en su poder un informe de los técnicos de la institución que destaca el pésimo estado de conservación de este histórico monumento. «Es evidente que ya no podemos esperar más», señaló el president del Consell.

La institución insular tiene la potestad de intervenir subsidiariamente si el titular del BIC «no hace nada» y obligar luego al titular a abonar los gastos, pero primero se seguirán los pasos legales correspondientes, que comienzan por este requerimiento.

Más de mil años

Los orígenes del Castell d'Alaró se remontan a la época bizantina. Los descendientes de los romanos resistieron el asedio de los musulmanes hasta que se rindieron. Éstos hicieron más grande y sólida la fortificación, considerada casi como un baluarte inexpugnable, un último reducto de defensa de la Isla. Desde sus murallas, a 822 metros de altura, se divisan las bahías de Palma y Alcúdia.

La fama del Castell se vio incrementada a raíz de la heroica defensa que protagonizaron las fuerzas de Guillem Cabrit y Guillem Bassa, partidarios de Jaume II contra las tropas de Alfons III de Aragón. Sufrieron una muerte terrible en la hoguera, que tradicionalmente se identifica con la capacidad de resistencia de los mallorquines.
El Castell fue catalogado como bien del Estado en junio de 1931, justo después del advenimiento de la Segunda República.