La gran cavidad de Vallgornera, en el municipio de Llucmajor, cuenta con distintas lagunas de agua y con un gran número de salas. | P. BOVER

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El 26 de abril de 1968, un obrero que trabajaba en la excavación de un agujero negro para el hotel es Pas, en lo que era una nueva urbanización en Vallgornera, Llucmajor, se topó con un gran agujero. A la mañana siguiente el mismo picador, Tomeu Covas; el regidor de Llucmajor Miquel Font Oliver, el fotógrafo Magí Clar y el corresponsal de Ultima Hora Arnau Tomàs entraban en la cavidad equipados con unas pequeñas pilas para ver en la oscuridad. Poco imaginaban la magnitud del descubrimiento.

La cueva de Vallgornera es hoy un referente mundial. Más de 65.000 metros de galerías y cavidades y 10.000 metros de lagos y galerías subacuáticas avalan su prestigio. «La cavidad ha estado completamente cerrada durante los últimos 3 millones de años», señala Guiem Mulet, presidente de la Federació Balear d?Espeleologia. Ello supone que al descubrirla y, aún hoy en día, tras la protección de la Conselleria de Medi Ambient y la declaración de Lugar de Interés Comunitario dentro de la red Natura 2000, la cueva constituye un espacio sin contaminación ni residuos.

Las exploraciones se dividen en tres grupos. El primero abarca desde su descubrimiento en 1968 hasta el año 1992, cuando se descubrió una pequeña parte y la más cercana a la puerta de entrada. Una segunda etapa empieza el 2 de julio de 1994, cuando los espeleólogos Miquel Àngel Barceló y Pedro Riera descubrieron un paso que da acceso a nuevas galerías. Esta etapa finaliza en el año 1999.

Y finalmente la tercera, denominada Descobriments 2004, cuando a partir de junio de ese año Guiem Mulet, Toni Mulet y Toni Merino descubrieron un importante conjunto de salas y galerías.

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Hoy el futuro de la cueva se juega a dos bandas. Por una parte, en la superficie, con la exoneración o la posible construcción de alcantarillado en las urbanizaciones de Vallgornera, es Pas y Cala Pi, y por otra, bajo tierra, con el uso científico o de ocio de la cavidad. Mulet señala que «no se debe tener escondida, se debe dar a conocer. Ahora mismo no se dan permisos para mostrar la cueva, se dan en cuentagotas y únicamente para finalidades científicas. Si se apuesta por el turismo y la desestacionalización, permitir las visitas de dos grupos de 6 personas al mes serviría para potenciar el turismo».

«La primera intención era destinarla al turismo»

Magí Clar recuerda como «tuvimos la sensación de entrar en un espacio intacto. También percibimos que seria un espacio grande pero enseguida también advertimos que no se podría sacar provecho como en otras cuevas que existían en la Isla».

«La primera intención era destinarla al turismo» señala. Magí recuerda que realizó más de 40 fotos. «Al cabo de poco tiempo me pidieron los negativos, la primera vez me los devolvieron, la segunda no los he vuelto a ver». Ahora solo tiene una foto de aquél día.