Podemos conocer la historia de un pueblo a través de los libros. El testimonio escrito representa un valor incalculable y su papel es decisivo para el futuro. La torrentada del pasado día 9 de octubre causó numerosos daños materiales en el archivo del juzgado de paz de Sant Llorenç que se encuentra ubicado en la plaza del Ayuntamiento. Los libros del registro civil: nacimientos, defunciones, matrimonio o divorcios, quedaron destrozados. Hoy se puede afirmar que toda esta historia ha conseguido salir a flote.
La recuperación ha sido posible gracias a la labor minuciosa que un grupo de personas ha llevado a cabo, una la labor impulsada desde el archivo de Capdepera al frente del cual está Maria Massanet y Gori Reixac. Han sido muchas semanas de duro trabajo. El proceso ha sido muy complicado sobre todo por las condiciones en que han tenido que trabajar.
El material mojado del juzgado se trasladó al edificio de Ca ses Monges donde había parte de la documentación municipal sin un archivo constituido. Desde el primer momento se trabajó contra corriente, sin tener espacios, ni material adecuado para recuperar los libros. El grupo de profesionales que se ha formado ha sido clave.
Se han recuperado 153 unidades físicas y toda la documentación es legible y consultable. Se ha podido constatar que han desaparecido los registros de matrimonios entre agosto de 1892 y diciembre de 1975. De la documentación posterior a 1982 no se puede saber con exactitud que ha desaparecido al no haber un inventario.
«Desde el primer momento que tuvimos conocimiento del terrible suceso nos pusimos a disposición del Ajuntament para el restablecimiento del archivo», explicó Massanet. «La realidad a la que nos enfrentamos no la habíamos vivido nunca». La documentación quedó mojada, llena de lodo y sumergida en suciedad durante toda una semana.
El estado de la documentación, según explica Massanet, «era dantesco. El olor a podrido era intenso. Se informó al Ministerio de Justicia ya que se necesitaba una autorización para intervenir. Al ser información del juzgado el acceso es restringido». Los libros estaban en cajas de madera. «Teníamos que intervenir de urgencia». Se contó con la ayuda de Llorenç Ramis, artista plástico y de los archiveros de Muro, Sebastià Riutort y de Campos, Beatriu Zamorano. Posteriormente se contrató a Catalina Ferrer, que era regidora del Ajuntament y historiadora del arte y a una joven cualificada, licenciada en historia, Núria Llull.
Procedimiento
La documentación había estado inmersa en agua sucia. Se estableció un protocolo de actuación. Se selección la documentación prioritaria. Lo primero que se hizo fue poner los documentos en alto para que eliminara el exceso de agua. Como no se tenia material adecuado se puso sobre estanterías, sillas, cajas... Se ventiló el espacio y se iban sacando los libros al patio para evitar los hongos y que secaran lo más rápido posible. Se limpió hoja por hoja y se ponían los documentos sobre papel secante. Se tendieron los expedientes en cuerdas con pinzas. Posteriormente se colocaron en bolsas de papel secante y se aplicó una solución de agua y alcohol. Luego se encuadernan de nuevo.
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És ben trist que a l'any 2019, tota aquesta documentació, de tots els municipis i jutjats, a l'igual que la diocesana, encara no estigui digitalitzada i a disposició de les generacions futures...