A diferencia de lo que ocurre en otras históricas rutas senderistas, como la de Ternelles hasta Cala Castell, la propiedad de Bóquer nunca ha impedido el libre paso por el Camí Vell de Bòquer hasta el mar. Todo ello a pesar de que el camino atraviesa varias zonas ambientalmente sensibles y cruza la clastra de la possessió.
Hace años que el Ajuntament busca un acuerdo con la propiedad que permita compaginar el uso público con la privacidad. El pleno del Ajuntament debatirá este jueves la desafectación del primer tramo del Camí Vell de Bóquer (desde la rotonda de la circunvalación hasta las casas) con la idea de abrir una nueva vía que enlazará un camino público ya existente (que parte de la urbanización de Síller en direcció a Bòquer) con el Camí Vell de Bóquer, cincuenta metros después de las casas de las possessió.
Inicialmente, el Ajuntament pretendía que la ruta senderista no se alejara tanto de la original. Quería crear un desvío a la izquierda del camino actual a la altura de las casas, pero el atajo entraba en el ámbito de protección del yacimiento arqueológico de Bòquer.
Hace tiempo que la familia Capllonch, propietaria de Bóquer, reclama un «uso racional» del camino, afectado por la misma sentencia del Supremo que en 2001 concluyó que existe una servidumbre pública de paso en todos los caminos que conducen al mar. Esta sentencia marcó un antes y un después para los senderistas y permitió al Ajuntament comenzar a autorizar el paso público por Ternelles.
Mientras que en el Camí de Ternelles se estableció un límite de 20 excursionistas al día (actualmente no puede pasar nadie porque la servidumbre está suspendida), en Bóquer no se puso límite. La propiedad, que intentó personarse hace un año en la causa de Ternelles para «frenar la masificación» en Bóquer, advierte que en primavera hay hasta 400 senderistas al día.
La facilidad de acceso, la proximidad de la planta hotelera y el atractivo de la ruta de unos 3 kilómetros de recorrido han favorecido su masificación.
3 comentarios
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Proyecto de hotel , no hace falta decir nada mas.
Muy hermoso nuestro patrimonio, hay que protegerlo
Este es el camino adecuado. La colaboración entre una propiedad responsable y de una administración que debe intentar compaginar los intereses particulares y los generales. Cala Boquer y su entorno privilegiado se merecen una solución adecuada que respete sus valores medioambientales -únicos-, el legitimo derecho al disfrute de sus bienes a sus propietarios y el disfrute del entorno para los enamorados de la naturaleza. Si le ponemos una pizca de respeto y un poco de agilidad por parte de la Administración todo acabará bien. Ahora toca no estropearlo con politiquerias ni maniobras oscuras.