Con una sonrisa permanente, el cocinero estuvo rodeado de su familia, entre quienes estuvo su madre, Antònia Cantallops, su primera maestra y su predecesora al frente del célebre celler Can Amer de Inca; su esposa, Francisca Joana Mir y la hija de ambos, Antonia Aina Torrens. Tres generaciones de una familia que se inició en la restauración casi medio siglo atrás, en 1971.
Un Can Amer moderno
Torrens mostraba con satisfacción el que será el Can Amer del 2020 y en adelante, un local de estética contemporánea, que recuerda la historia que le precede a través de la colección de antiguas medidas y utensilios de cobre de su madre coleccionó durante años, y que también presiden el local de Lloseta. Cerca de los botelleros de vino, una larga galería de diplomas y menciones recibidos por ambos dan una idea de su dilatada trayectoria profesional.
El nuevo restaurante ya está abierto, y lo hará todos los mediodías y las noches de los jueves, viernes y sábados. «Servimos los platos de Can Amer de toda la vida, surgidos del mismo recetario familiar», señaló Torrens, pero en un local más moderno y cómodo, junto a lo que son las cocinas centrales de su servicio de catering.
De hecho, su propio equipo de catering fue el encargado de deleitar con todo un surtido de exquisiteces al público que se acercó hasta Lloseta para felicitarle y desearle éxito en esta nueva etapa que emprende, y que continuará en primavera con la apertura de otro restaurante en Selva.
A mediados de diciembre pasado, Tomeu Torrens confirmaba el cierre definitivo de Can Amer de Inca motivado por las condiciones del alquiler del viejo celler. Desde ahora, lo que se cuece en sus cocinas, se saboreará en el nuevo local de Lloseta.
4 comentarios
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Molta sort !!!!!
Con respecto a los comentarios anteriores, can Amer, este donde este, seguirá siendo can Amer, la esencia ,no la marca el lugar, sino la persona, e indudablemente la calidad, por lo que, triunfara!!!! ENHORABONA
Fora d Inca ja no sira Can Amer...ho sent ho pero no es el mateix...sort
Bienvenida a Lloseta para esta nueva etapa. Por su valor cultural, esperamos que el anterior local de Inca, un "celler", encuentre un proyecto que lo realce.