Paralelamente, Torrens abrirá un nuevo restaurante en el polígono de Lloseta, donde ya cuenta con unas instalaciones modernas en las que están las cocinas centrales de su negocio de catering. Más adelante, en Semana Santa, tiene previsto abrir al público el restaurante que tiene en Selva y que actualmente solo utiliza para banquetes. «Éste será el nuevo Can Amer», explica Torrens, que además cuenta con dos restaurantes más, L'Àngel en Inca y Can Ribera en Muro.
El motivo que han llevado a Torrens a tomar esta decisión ha sido la falta de acuerdo con la propiedad del edificio. «Llevamos 49 años encadenando contratos de cuatro años, nunca han querido vender ni hacer contratos más largos, y con cada renovación nos suben el alquiler. Es un edificio viejo y necesita unas inversiones que rondan los 200.000 euros para cumplir la normativa, eso añadido a unos 40.000 euros anuales de alquiler», afirma el restaurador. Tomeu Torrens se crió entre las húmedas paredes de esta antigua bodega reconvertida en restaurante, y lo hizo al calor de los fogones de su madre, de quien aprendió el oficio. Su vida y su fama están ligadas a Can Amer desde la cuna, pero él ha diversificado el negocio de la restauración. «Mis padres fueron esclavos de esta cláusula del alquiler porque Can Amer era su medio de vida, pero yo por suerte tengo otros».
Can Amer ha sido un claro ejemplo de la evolución de los antiguos cellers de vino que abundaban en Inca. Antes de la década de los cincuenta, en los cellers se dejó de servir exclusivamente vino para incorporar una serie de platos tradicionales para hacer frente a la demanda de los turistas que visitaban Inca.
Un celler con historia
Era una carta que se citaba de memoria (frito, vino, pijama y café) y que no varió hasta los años ‘70, gracias a la bonanza provocada por el calzado, que trajo mayores exigencias de empresarios y trabajadores. «Mi madre fue la primera en innovar en cuanto a la oferta gastronómica pues iba incorporando recetas que aprendía y las adaptaba a las necesidades del restaurante», recuerda.
También su padre, Pep torrens, fue fundamental en el éxito del negocio. «Trabajó hasta los 83 años, era admirable», recuerda sobre Pep Torrens, fallecido en 2018.
27 comentarios
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es una pena molt gran que un celler tan maravellos i tant emblematic com es el celler de can amer d,inca tanqui ses sevas portas per culpa de s,avaricia del propietari de aquest antic i precios edifici que data del secle xviii que es una verdadera joia de l,arquitectura tradicional mallorquina dit aixo era un plaer de Deus menjari ja que servian uns menjars de la mes alta qualitat un lloc on tothom mallorquins i extrangers amb paladars exquisits tenian sempre una cita ineludible al celler de can amer ben conservat sempre precios ben cuidat uns camarers de primera i tracte exquisit no hi ha dret que per culpa de s,avaricia dels propietaris aquest establiment tan sumament ben portat per sa famili torrens despres de 49 anys tingui que dir adeu INJUSTICIA TOTAL i un DESPESTIGI per inca trob que ses autoritats tenian que haber presionat perque aixo no succeis ja que no es tracta d,un restaurant mes si no de un EMBLEMA a inca als propietaris sols dirlis que s,avaricia trenca es sac
Yo diria que no cierra,sino que se traslada,vamos quiero entender,a quien le guste este sitio(nunca he ido)lo mismo irá a inca que a Lloseta. Jo diria que no tanca,sino que es traslada,vull entendre,a qui li agradi tant anirà a Inca com a Lloseta.
Bon restaurant, bons cuiners; abans Antonia i Pep (DEP), i ara en Tomeu i en Joan... Una familia inquera de pro que ha fet molt per la ciutat i per la cuina mallorquina Que vagi tot molt bé, i gràcies per tots aquests anys de bona taula
Lo recordaré siempre con una mezcla de cariño y de bienestar. Siempre que estuve en él me sentí sumergido en la atmósfera de lo auténtico.Una verdadera lástima.
Q t vaya todo bien tio🙏🏿🙏🏿🙏🏿🙏🏿
Tant de mal te el propietari del local com el propietari del negoci. Avaricia i mes avaricia.
Creo que el propietario del local se arrepentirá de esta decisión. No quiere pagar esos 200000€ para que el edificio cumpla la normativa (lo entiendo), pero lo que seguro que pasará es que nadie alquilará un local en un edificio que necesite tal cantidad para cumplir la ley. Quizás (y solo quizas), encuentre alguien que acepte pagar esa pasta para poner el negocio de sus sueños, pero ¿Y su el negocio no va bien? Pues será un inquilino moroso .. !la avaricia rompe el saco! En fin, y que conste que he ido 2 veces a can Amer y no me parece nada del otro mundo .. no lo defiendo porque sea fan o amigo ..
Selva es un llogueret que hi ha abans de arribar a Caimari, poble extraordinari..... no vos feim sa guerra el de Caimari, perque no teniu espai per els prisoners . . . . i que quedi clar, de cementeri inclos cap a Lluc tot es de Caimari, poble extraordinari.
En Ca'n Amer se rodó parte de la película "Un trono para Christie". Me figuro que entre otras. La propiedad como tal puede hacer lo que crea oportuno con el local, pero 3.330 euros cada mes, no es moco de pavo.
Parece que no se va por el equipo de gobierno. Simplemente está crece como tantos empresarios, a saber: Dos restaurantes más en Inca, uno en Muro, otro en Lloseta...