Videoconferencia este jueves de De la Concha y Valero. | CAIB

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El sector de la ganadería ovina vive una crisis sin precedentes en Mallorca con las ventas en caída libre desde que hace diez días, cundiera el pánico en los mercados por la llegada de la pandemia del coronavirus. Si el viernes las ventas en lonja se habían reducido a la mitad, con la declaración del estado de alarma el problema se ha agudizado. Desde el viernes apenas han salido 30 canales del centro de tipificación de cordero de Pollença, el único de estas características que existe en Mallorca.

El presidente de la cooperativa payesa de Pollença, Martí Solivellas, avisa de que, sin ayuda, sus instalaciones se colapsarán en una semana. La consellera de Agricultura, Mae de la Concha, y la directora general de Polítiques per a la Sobirania Alimentària, Paula Valero, celebraron este jueves tarde una videoconferencia con los representantes de las grandes superficies y de las distribuidoras para intentar que den salida al producto local.

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Las empresas que compran el género a los payeses para distribuirlo entre los bares, restaurantes y hoteles, tienen sus congeladores llenos y no están dispuestas a seguir comprando. Los grandes supermercados apenas venden producto autóctono. La falta de una marca o etiquetado específico que distinga la carne autóctona tampoco favorece al sector.

Cuenta atrás

Por si el parón de mercado no fuera suficiente, los productores de cordero se enfrentan a la burocracia europea. Según la normativa vigente deben dar salida a un 0,60 % de su producción antes del 31 de enero si no quieren perder las ayudas de la PAC. «O bien nos tienen que traer los corderos al centro de tipificación o bien llevarlos al matadero, la gente está muy nerviosa porque además sigue sin llover», avisa Solivellas.