La distancia entre las paradas era grande y la afluencia de público fue modesta en el mercado de Sineu. | Lola Olmo

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Mientras los amantes del mar soñamos con la insó-lita perspectiva de llegar a las playas sin atascos kilométricos ni aglomeraciones, en el interior de la Isla, los sineuers tuvieron este miércoles un anticipo de lo que significa recuperar el espacio propio, perdido entre décadas de masificación. Tres semanas después de su suspensión por la crisis del coronavirus, se celebró el primer mercado desde el inicio del estado de alarma, una versión muy reducida - con cuatro puestos de fruta y verdura y tres de plantas- en Es Fossar. Pocas mascarillas y guantes se vieron entre los que pasearon por este nuevo espacio, en el que la distancia de seguridad entre las paradas triplicaba los dos metros de seguridad, aunque sí los llevaron los vendedores.

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Sineuers y sineueres salieron tímidamente a hacer sus compras. Los placers estaban contentos por regresar, y la semana próxima se incorporarán seis más de productos agroalimentarios, de los 48 que tenía. «Con más puestos y las terrazas que ya podrán abrir, el mercado se irá recuperando», decía el alcalde, Tomeu Mulet. Bajo los árboles del Fossar, Sineu retrocedió treinta años.

Volvió a unos tiempos en los que el mercado tenía carácter local, sin decenas de buses turísticos aparcados junto a la estación, y en el que cada casa tenía su huerto, pues el plantel fue ayer lo más buscado. «Se nota que todo el mundo tiene ahora más tiempo», comentaba un vendedor.