Fornalutx es a día de hoy el único pueblo de Baleares que no ha registrado ni un solo caso de COVID-19 durante toda la pandemia. La situación de otros municipios es muy buena, incluso están libres de contagios, pero la pequeña población del valle de Sóller es como la aldea gala de Asterix con los romanos: el último bastión inexpugnable frente al coronavirus.
Lucía Massanet regenta una tienda de ropa en la calle de entrada al pueblo, la de Arbona-Colom. Ayer sábado, con tiempo lluvioso, se lamentaba de tener que abrir en una época del año en la que hace semanas ya ha terminado la temporada. «Los turistas y los extranjeros residentes saben que nunca hemos tenido contagios, y lo comentan. Para los vecinos, que son pocos y van con cuidado, es un motivo de orgullo», cuenta sobre la situación del pueblo frente a la pandemia.
Unos metros más allá está el restaurante S'Aturada, regentado por Miguel Cladera. Para él, la explicación es muy sencilla: «Los vecinos hacen lo que toca, pero hemos tenido mucha suerte, sobre todo con la cantidad de excursionistas que pasan por aquí cada domingo». Pese a todo, Cladera ve extraño que en mitad de una grave situación mundial, Fornalutx no haya tenido ningún caso. Igual de extrañada se muestra Marta Vicens, al frente del pequeño supermercado Ca'n Corona, en el corazón del pueblo. «No entiendo por qué no hemos tenido ningún caso. La gente circula, va a Sóller, a Palma... Serán los aires», bromea. En su puesto de trabajo ha vivido muy intensamente la situación desde el inicio, y cree que los vecinos han ido poco a poco tomándose las medidas sanitarias en serio. «Será eso o que tenemos algún ángel de la guarda que nos protege», afirma Cati Ramón en el mostrador de uno de los establecimientos más pintorescos del pueblo, Es Pa de Fornalutx.
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