Las motivaciones de unos y otros son distintas, pero hay un nexo común: el arraigo que tiene la piscina de agua de mar y el chiringuito que la rodea, pese a que la concesión para estas instalaciones, concedida en 1975, finalizó en 1995 y desde entonces Costas solo ha dado autorizaciones temporales para los servicios de bar y terraza.
El PSOE considera que el proyecto «requiere una gran inversión que tendría que desembolsar el Ajuntament y en este momento hay cosas más necesarias», señala el portavoz socialista, Xisco Bergas. Can Picafort Unit, partido vinculado al núcleo costero, es uno de los mayores defensores de la piscina y su entorno. En 2019 ya realizaron una campaña en redes sociales para evitar su demolición, pero ahora prefieren su demolición a la construcción de otra plaza. «Es una piscina única en toda la Isla y está muy integrada en la vida de los vecinos; queremos que se intente conservarla, y si no es posible, preferimos devolver el entorno a su estado original, pero no queremos más plazas ni fuentes cuando su mantenimiento es nulo», apunta Cati Tous. El portavoz de Independents, Martí Fornés, coincide con Tous: «Viendo lo mal que se lleva el mantenimiento de espacios públicos, no pensamos que sea buena idea crear más». En el último pleno, Fornés también se manifestó a favor de devolver el entorno a su estado natural, como pidió el GOB hace dos años
El alcalde, Joan Monjo, principal defensor del proyecto, mantiene que «queremos y debemos cumplir la Ley de Costas y eso haremos».
1 comentario
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Tan maco com és aquest bocí de costa....lo seu seria tornar-ho al seu estat natural que no haver de mantenir una plaça tan exposada a la mar, que reclamarà el que és seu en qualsevol temporal. Una altra plaça devora d'una altra que n'hi ha de feta, ben ampla i ben maca. No res és entenedor......