Una fiesta colorida. Todo el pueblo se volcó en la Festa del Fadrí, en la que Simó Romillo y los ‘xeremiers’ recorrieron las casas de los solteros y solteras, niños, niñas y jóvenes para invitarlos a participar en la misa y la ofrenda floral a la patrona, Santa Anna. | Lola Olmo

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Simó Romillo Verdejo se convirtió este domingo, a sus 28 años, en el protagonista de la Festa del Fadrí, cargo que ejerció con ilusión. Acompañado de los xeremiers, el abanderat y el alcalde pedáneo de Moscari, Rafel Gelabert, salió de la iglesia de este pueblo con encanto que, este domingo, se vestía de gala.

Prácticamente todas las casas fueron decoradas con ramos, plantas, cañas y detalles rústicos, mientras que un gran corazón de madera, ornamentado con flores, presidía la plaza del pueblo. El fadrí major, escogido por votación por todas las solteras del pueblo, recorrió los domicilios para invitar a niñas, niños y jóvenes a sumarse al recorrido hasta la iglesia y a la ofrenda floral a Santa Anna, patrona de los solteros y solteras, y también de este núcleo del municipio de Selva.

Los moscariencs no defraudaron. Vistieron sus casas, decoraron sus calles y la mayoría sacó sus trajes de payés y payesa para acompañar a Simó en su gran día, mientras los mayores retrataban los detalles con sus cámaras y móviles. La Festa del Fadrí se recuperó en Moscari en 1982, gracias a los recuerdos de Margalida Martorell Mayol de esta tradición en su juventud. Este año, no hubo pandemia que pudiera deslucir la fiesta.