Desde 2014, Campos cuenta con un nuevo depósito. La construcción de esta infraestructura redujo de forma drástica las fugas de suministro.

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Algo no cuadraba. Según la dirección general de Recursos Hídricos del Govern, la red de abastecimiento de Campos registraba en 2020 un 50 por ciento de pérdida de agua. Sin embargo, tras rastrear 60 kilómetros de tuberías, el Ayuntamiento sólo ha registrado durante el primer semestre de 2021 un total de seis fugas con unos caudales que van de los 0,20 a los 0,60 metros cúbicos por hora. Todas ellas de prioridad media o baja.

El desfase entre los datos del Govern y los que maneja el Consistorio estriba en que el agua ‘perdida’ no es tal, sino más bien consumida y no cobrada. Como ha podido detectarse en otros municipios, como es el caso de sa Pobla, el gran problema de la red de abastecimiento de agua de Campos no son las fugas, sino un gran número de contadores que no ofrecen una lectura real de consumo.

El teniente de alcalde Sebastià Sureda (PP) relata que, debido a su obsolescencia, los contadores no giran lo suficiente para contabilizar los metros cúbicos reales de agua consumida, y de ahí que se produzca un quebranto entre el agua suministrada por el ayuntamiento y la consumida por la población, que erróneamente se atribuye a fugas en la red.

Así, el Consistorio, ha destinado 400.000 euros en un plan ‘antifugas’ consistente en la inspección de kilómetros de tuberías mediante un sistema de gases trazadores con equipo Idroloc, así como la paulatina sustitución de los 5.700 contadores instalados actualmente en zona urbana, que serán cambiados por novedosos sistemas.

Sondeos subterráneos

Para dar con la razón del desfase entre el agua adquirida por el ayuntamiento y la consumida por los vecinos, el consistorio ha sondeado durante dos años unos 75 kilómetros de tuberías. Sólo en lo que llevamos de 2021 se han inspeccionado 60 kilómetros y se han detectado únicamente seis fugas.