Los refugios de montaña se han convertido en un modo de ocio que permite estar al aire libre y huir de las aglomeraciones, ambas actitudes aconsejables para esquivar el acecho de la COVID-19 y en especial, de la expansión de la variante ómicron. | PAM

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Los refugios que gestiona el Institut Balear de la Natura (IBANAT) están registrando una elevada ocupación durante las vacaciones de Navidad, pese a que las reservas previstas para pasar estos días mermaron en torno al 25 por ciento en los últimos días por el temor generado por la explosión generalizada de contagios de COVID–19.

A principios de diciembre, las reservas para disfrutar de estos refugios situados en plena naturaleza alcanzaron el 92 por ciento de las plazas disponibles, según fuentes de la Conselleria de Medi Ambient. En total, reservaron alojamiento 314 usuarios, repartidos en 35 grupos de entre 2 y 20 usuarios, siendo los de 10 personas los más abundantes. Tras las cancelaciones de última hora por prevención, finalmente son aproximadamente 230 los usuarios que habrán pernoctado entre una y tres noches en alguno de los nueve refugios de esta red disponibles.

La mayoría de los que han decidido pasar unos días de asueto en los refugios del Govern ha escogido el de Binifaldó, el preferido, con 80 reservas (cuatro grupos de 20 personas); le siguen, con 40 reservas cada uno, los de Lavanor, Binifaldó Petit y Casa dels Oguers, mientras que el refugio de Son Real tiene 32 reservas y otras 30 el de Alzina. Por su parte, los de Cúber y sa Coma de Binifaldó, con menor capacidad, tienen 24 y 10 reservas respectivamente. Desde que se fueron levantando hace unos meses las restricciones impuestas por la normativa sanitaria para hacer frente a la COVID–19, los refugios en la naturaleza han registrado una mayor demanda, al convertirse en una forma de ocio apta para todas las edades; y al aire libre, por tanto, con un menor peligro de contagio frente a otras opciones de diversión.

El auge de este tipo de alojamiento se ha registrado también en la red de refugios que gestiona el Consell de Mallorca, los cuales han visto multiplicadas sus reservas a lo largo de 2021, desde su reapertura primero en marzo con restricciones, y a partir del 1 de octubre, al cien por cien de su capacidad. De hecho, en noviembre algunos de los seis refugios del Consell alcanzaron sus máximos históricos. Los más escogidos por los usuarios fueron el de Tossals Verds y el de Son Amer, mientras que las instalaciones de Es Pont Romà y Can Boi, en Pollença y Deià respectivamente, también han visto multiplicadas sus reservas en los tres últimos meses del año, incluidas las fiestas de Navidad. Huir del acecho de ómicron ha atraído a un mayor público hacia la naturaleza.