Una mujer llena un vaso con agua del grifo. | Jaume Morey

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El abastecimiento de agua potable en Mallorca, especialmente durante el verano, ha sido siempre un problema histórico hasta el punto de que en pleno siglo XXI, nueve municipios de la Isla siguen suministrando agua no apta para el consumo humano en algunos de sus núcleos de población según las últimas analíticas publicadas por el Ministerio de Sanidad. El primer Pacto de progreso, con la histórica ecologista Margalida Rosselló (hoy activista de Terraferida) al frente, ideó a finales de los años noventa la creación de un eje transversal con el que conectar los puntos básicos de suministro de agua en Mallorca para realizar una gestión del agua más eficiente y ecológica. Aquél sueño de titanes está a medio desarrollar una década después.

Aún son muchos los ciudadanos que tienen grabada en la retina la imagen de los grandes buques con sus bodegas cargadas de agua que llegaban a la Isla cada verano en la llamada 'Operación Barco'. «Nuestra idea, con el eje transversal era la de conectar y controlar los acuíferos de Mallorca realizar una gestión más eficiente y ecológica, acompañando las medidas de otras actuaciones como la mejora de las redes de suministro para reducir las fugas. Entonces la ecotasa aún era incipiente y lo financiábamos a través del Pla d'Obres i Serveis. También introducimos el debate de la reutilización del agua terciaria», recuerda Rosselló.

¿Por qué no se completó aquél proyecto? Mientras el Pacto de Progreso gobernaba en Mallorca, el PP lo hacía en el Gobierno central que nombró ministro de Medi Ambient al expresident Jaume Matas. Su modelo para abordar los problemas de agua era muy diferente al de los progresistas. Matas apostó por adjudicar a empresas privadas la construcción y explotación de nuevas plantas desaladoras que se construyeron en Alcúdia y Andratx. Tras el cambio de gobierno en Baleares, el PP optó por no continuar el eje transversal y centrarse en las nuevas desaladoras que paradójicamente apenas llegaron a funcionar hasta la legislatura pasada. De hecho la de Alcúdia, sigue sin suministrar agua a su propio municipio a día de hoy.

La Agencia Balear de la Calidad del Agua (Abaqua), con Guillem Rosselló al frente, ha retomado en la presente legislatura aquél proyecto original para, introduciendo las nuevas desaladoras, crear un sistema único de gestión que permita recuperar los acuíferos de Mallorca durante todo el año y no solo en épocas de sequía o durante la temporada alta turística. «La idea es conectar toda la red, que ya une las tres desaladoras y recorre la Isla desde el sur al norte y viceversa (porque el agua puede circular también en sentido inverso) para hacer una gestión más eficiente y ecológica, utilizar las desaladoras hoy para recuperar los acuíferos y no tener que usarlas mañana», dice el gerente de Abaqua.

El eje transversal bebe hoy de las plantas desaladoras, pero también de las grandes fuentes naturales de agua como s'Estremera o sa Costera. Esta última llega hasta Sóller por una tubería que recorre 9 kilómetros bajo el mar. Los municipios que ya tienen conexión al eje transversal (en el que se mezcla el líquido) tienen garantizado el suministro de agua apta para el consumo humano todos los días del año, no así los del Pla y el sur de Mallorca. La última modificación del Plan Hidrológico de Baleares, aprobada este mes de agosto por el Consell de Govern, contempla extender un nuevo ramal que conectará todo el sur de Mallorca con el eje transversal. Para que la llegada del agua a sur sea una realidad previamente es necesario extender la red entre Maria de la Salut y Manacor (parte en ejecución y parte en proyecto). Aunque no figura en el nuevo Plan Hidrológico, Abaqua ha firmado también un compromiso con la Mancomunitat del Pla para llevar el eje transversal hasta Sineu y Santa Eugènia donde se deberán construir dos grandes depósitos de almacenamiento y distribución que permitirán a la concesionaria extender una red de tuberías por el resto del Pla.

A medida que la red de agua se completa Abaqua quiere unificar las tarifas de agua (que hoy son distintas para cada municipio aunque compartan la misma red) y obligar a los municipios que quieran comprar agua desalada en verano a comprar también agua desalada en invierno. «Lo hacemos para proteger y garantizar la recuperación de los acuíferos todo el año, también en época de lluvias», dice Rosselló.

Más allá de completar el soñado Eje Transversal de Agua de Mallorca, el nuevo modelo no convence a la exconsellera y activista ambiental, Margalida Rosselló. «Nosotros iniciamos una gestión eficiente y abrimos el camino hacia un cambio de modelo pero desde entonces he visto pocos avances. Se sigue apostando por un modelo de crecimiento que normaliza el uso de las desaladoras que no es normal desde el punto de vista ecológico por su consumo energético brutal (contrario a las políticas de reducción de emisiones) y la salmuera que se arroja al mar», lamenta Rosselló.