El proyecto Can Beltrán Districte d'Innovació Circular tendrá un fuerte componente social, pues será ejecutado en colaboración con la entidad 3 Salut Mental, que trabaja con personas con algún problema de salud mental. «Nos han sorprendido por su capacidad para la gestión de proyectos y de personas», señaló ayer el CEO de WDNA, José Mañas. Desde Can Beltrán se impulsarán proyectos de base tecnológica e innovadora. La inversión inicial es de tres millones de euros. Las previsiones son la puesta en marcha del centro a lo largo de 2023 y que en 2026 se hayan creado un mínimo de 300 puestos de trabajo en diversos proyectos. Distribuidos en unos 5.000 metros cuadrados de superficie, habrá espacios destinados a distintos tipos de actividades relacionadas con la economía circular: de manufactura y R+D+I basadas en la monitorización de la gestión de residuos; la fabricación de productos con plástico reciclado o de recuperación de la lana.
A medida que este nuevo tipo de industrias se consolide, se introducirán otras que estén alineadas con la innovación, el medio ambiente y la economía social. También albergará una Oficina de Proyectos de Innovación dedicada a la consultoría y la gestión de proyectos circulares «de base transformadora y carácter social». Finalmente, habrá una línea de trabajo en inteligencia de datos, como el control de redes, la circularidad aplicada a procesos de gestión para el sector hotelero o la búsqueda de soluciones de Inteligencia Artificial. El representante de 3 Salut Mental, Guillem Febrer, destacó que las actividades tendrán un «triple impacto, económico, medioambiental y social, pues nos permitirá ofrecer perfiles de puestos de trabajo que actualmente no tenemos».
Ayer, la presentación tuvo un marcado apoyo institucional, pues asistieron la presidenta del Govern, Francina Armengol; los conseller de Sectors Productius, Juan Pedro Yllanes, y de Medi Ambient, Miquel Mir; la presidenta del Consell, Catalina Cladera; y el alcalde de Inca, Virgilio Moreno entre otras autoridades.
Los hermanos Toni, Bàrbara y Jaume Beltrán, nietos del fundador, no ocultaban su emoción al ver que el legado familiar y exponente del esplendor industrial que tuvo Inca en el pasado, tendrá una continuidad. Can Beltran data de los años ‘20. Llegó a tener 4.000 empleados que fabricaban mil pares de zapatos diarios. En la Expo Universal de Barcelona recibió la Medalla de Oro por su calzado de calidad. Aún conserva la vitrina donde fueron expuestos sus modelos premiados en los años 20 del siglo pasado.
2 comentarios
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fantastica noticia, tot lo que es industria i treball es bo, pero lo raro es que no hi facin un hotel, turismo, dinero facil, i amb el vist i plou dels nostres politics, es clar. . . . o un mercadona, o un chino, o qui sap. esperam i desitjam que vagi be tot.
60 anys tancat ??? ... ¿?