¿Qué interés tiene su consultora en estas instalaciones?
—En primer lugar nuestro deseo era el de visitar un espacio de prestigio en el ámbito de la investigación internacional y que ha sido un referente durante muchos años. También queríamos conocer de primera mano en qué situación se encuentra la infraestructura.
¿Cuál es la primera valoración que realizan?
—Se trata de un equipamiento al que se le tiene que hacer un mantenimiento mínimo de emergencia aunque, si en la subasta sale un comprador, podría estar operativo en verano y abrir sus puertas. Luego ya vendría otro proceso más a largo plazo con inversiones de mayor calado que se podrían llevar a cabo a través de los propios ingresos que generase el observatorio. El objetivo que nuestra consultora defiende es el de un observatorio autosostenible en el que un equipo lo gestione de forma profesional, sabiendo el terreno que pisa y codo a codo con la Universitat de les Illes Balears. Desde luego, esto no es un hotel ni un restaurante de lujo.
Sería similar al modelo que Mizar Experience lleva a cabo en el Parc Astronòmic Muntanyes de Prades, en Tarragona...
—Efectivamente. Nosotros pagamos un canon de alquiler a las instituciones públicas y nos encargamos de que se mantenga económicamente con las visitas y actividades que generamos; no precisamos de subvenciones. Ahí entra otro factor que sería muy beneficioso para el Observatori Astronòmic de Mallorca y que consistiría en lograr la titularidad pública de las instalaciones.
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