Aina Cuart, cargada de joyas. | Pere Bergas

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«Soy forofa de todas las fiestas, lo que ya soy mayor. Hago más de lo que puedo, pero me gusta. Las mantengo por la fiesta, porque no tendria tantas», afirma Magdalena Ensenyat, vecina de la calle Palma, de Andratx, mientras se afana en regar las plantas que sacará al portal el próximo miércoles. Los andritxols ultiman los preparativos para la fiesta de la Mare de Déu dels Àngels, una celebración popular y religiosa que conmemora un episodio histórico ocurrido el día 2 de agosto de 1578, cuando a la costa llegó un estol de piratas para saquear el municipio.

Cuenta la leyenda que sus habitantes ganaron la batalla gracias a la intercesión de la Mare de Déu dels Àngels y prometieron que cada año celebrarían una fiesta en su honor. Sin embargo, la promesa quedó truncada a principios del siglo XX. «Parece que todavía se celebraban procesiones y actos religiosos, aunque la fiesta ya estaba en decadencia. En los años 30, con la Segunda República, la fiesta revivió gracias a la iniciativa del capellà Reynés, pero a partir de la Guerra Civil solo se conservó el oficio», explican Miquel Matas y Macià Tomàs, investigadores y miembros de la agrupación Aires d’Andratx, dedicada a la recuperación y divulgación de la música, danza e indumentaria tradicional. En 2012, a petición del Ajuntament d’Andratx, este grupo rescató la celebración.

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Hoy, entre las particularidades de la fiesta, destaca el protagonismo de las mujeres. El festejo arranca con la Replegada de Ses Madones, un acto añadido en los años 30, «no porque ellas interviniesen en el hecho histórico, sino por rememorar la imagen de las madones endiumengades bajando de la possessió en burra para ir a la misa», explican los investigadores. El semanario de la época rezaba «Ayer en la plaza hubo oro, mucho oro». Y no era ninguna exageración. En contraste a la agreste colcada amb somera, ostentan todas las piezas de oro del cofre familiar: cordoncillos de setze pams, creus de malta o de bisbe, patenas, brazaletes, anillos, sacramentos y un sinfín de joyas que ciegan a los zarcos.   

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Desde Aires d’Andratx incentivan que el público asistente participe en la fiesta vistiendo indumentaria tradicional. Incluso así hay quién no puede repetir conjunto. Bien sabedora de ello es Rosa Servera, que el pasado jueves daba las últimas puntadas a una falda para su hija. «Cada año, como mínimo, confecciono una falda nueva, emulando las del siglo XIX. Le pedimos asesoramiento a los historiadores del grupo;intentamos buscar telas que se asemejen a las ropas antiguas», explicó Servera.

La fiesta

De este modo, el próximo miércoles la fiesta comenzará a las 19.30 horas con una concentración en el Palau d’Esports. Con los balcones engalanados con damassos, las calles repletas de murta escampada y los portales enramats, media hora después arrancará la Replegada de Ses Madones, con las someres proporcionadas por la Associació de Carreters i Caballistes d’Andratx. Acto seguido, la comitiva se dirigirá a la Creu de la Plaça Pou, donde se realizará una ofrenda floral y se entonará La Balanguera. Después el público asistirá a la iglesia, donde se realizará el oficio y se leerá el Sermó dels Moros, que recoge los hechos ocurridos. Y, para acabar,    se reunirán en la plaza Espanya, donde tendrá lugar una ballada popular.