Los agricultores quieren saber si el precio de la algarroba compensará el coste de su recolección. | Ultima Hora

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Crece la preocupación en el sector agrario de Mallorca por la «falta de precio» para la cosecha de algarrobas que se avecina y que, además, se prevé abundante y temprana. Tanto agricultores que cultivan este fruto como las cooperativas agrícolas, intermediarios y empresas de transformación que trabajan con su semilla, el garrofín, coinciden en que existe una gran incertidumbre sobre la rentabilidad que ofrecerá esta campaña, que comenzará a mediados de agosto, como consecuencia del alto precio que alcanzó la algarroba el verano pasado, superando los 2 y hasta 2,7 euros, y los 30 euros el kilo de garrofín, su parte más valiosa.

El mayor problema se deriva del precio del garrofín, que se disparó de los 4 ó 5 euros el kilo habituales, hasta máximos de 30 euros el kilo, hundiendo a la industria transformadora, cuyo mercado internacional se ha reducido a la mitad porque su clientela ha buscado materias primas alternativas a la goma de garrofín, el principal derivado que se obtiene de la algarroba.

recogida de algarrobas en Mallorca

Excedentes y buena cosecha

El presidente de Camp Mallorquí, Miquel Gual, corrobora esta situación. La cooperativa que preside no se arriesga a fijar un precio para la algarroba que recogerán sus socios agricultores, quienes el año pasado obtuvieron un precio excepcional y en 2021 también habían alcanzado máximos de 1,5 euros el kilo, cuando años atrás apenas se pagaba a 20 céntimos.

«El mayor problema viene del stock de garrofín que los intermediarios guardaron el año pasado y luego no lo han podido vender porque no hay demanda; es un problema a escala mundial, un 40 por ciento del garrofín de 2022 no se ha vendido, y además se prevé una buena cosecha este año, por lo que habrá más oferta que demanda». Camp Mallorquí, que mueve entre 5.000 y 6.000 toneladas de algarrobas al año, decidirá en los próximos días su estrategia, pero de momento considera recoger el fruto de sus payeses y no acordar un precio hasta que tenga comprador. Se trata de una fórmula conocida en el argot payés de Mallorca como anar a resultes.

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La organización agraria ASAJA coincide en que las perspectivas para esta campaña de algarroba no son las más óptimas. «Es necesario estabilizar un precio entre 50 y 60 céntimos el kilo para que las ganancias superen a los costes de producción; si se baja de 40 céntimos ya hay pérdidas porque no compensas el coste de recogerlas; hay nervios en el sector e intermediarios que no han podido vender un producto que el año pasado pagaron muy caro», apunta el presidente de ASAJA, Joan Company.

Mallorca produce entre 15.000 y 20.000 toneladas de algarrobas al año. En la Isla, los mayores compradores son Carob y Productos Martín, el resto se exporta a Sicilia, Valencia y Suiza, principalmente. Los primeros, la empresa CAROB, lleva 48 años fabricando goma de garrofín. A finales del verano pasado sus responsables ya advirtieron de que el precio no era sostenible y ahora la demanda de goma de garrofín se ha reducido un 50 por ciento. La industria agroalimentaria combatió el alto precio sustituyéndola por otras materias primas más asequibles, como el agar agar o la goma de guar.

Agricultura reacciona

La preocupación por la difícil situación que se avecina para productores, intermediarios e industrias que trabajan con la algarroba ha llegado a instancias de la Conselleria d’Agricultura, Pesca i Medi Natural, que dirige Joan Simonet. De hecho, este miércoles los sindicatos agrarios de Mallorca, como Asaja y Unió de Pagesos, así como cooperativas agrícolas y representantes de las empresas que actúan como intermediarias, han sido convocadas a una reunión con el nuevo equipo directivo de Agricultura para tratar el problema de la algarroba.

Aunque también se pondrán sobre la mesa otras cuestiones que preocupan al sector primario, la preocupación por la campaña de la algarroba es el motivo principal de esa reunión. La Conselleria d'Agricultura, sin embargo, no puede intervenir en el precio de los productos agrícolas de manera directa, puesto que se regulan por la ley de la oferta y la demanda, aunque fuentes del sector coinciden en que «siempre ha habido mucha especulación en el comercio de la algarroba y el garrofín».