La reforestación de las zonas dañadas por el temporal Juliette es fundamental, por lo que el control de cabras es decisivo para no comerse los brotes verdes.

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Las cabras salvajes se han convertido en un verdadero quebradero de cabeza para los ayuntamientos de determinados puntos de la Isla por el exponencial crecimiento de las poblaciones de chivas. La situación se ha agravado tras el temporal Juliette, afectando a la posible reforestación de las zonas boscosas.

Tras esta situación, el Ajuntament de Selva ha solicitado al Govern y al Consell de Mallorca realizar un plan conjunto de acción y control de las cabras salvajes en la Serra. «La proliferación de cabras silvestres está causando daños significativos a nuestra flora, especialmente en suelos que ya habían sido afectados por la tormenta», apunta el alcalde de la localidad, Joan Rotger. «Nosotros, como municipio, reconocemos la necesidad de trabajar en estrecha colaboración con el Consell, competente en asuntos de medio ambiente y caza, y con el Govern de las Illes Balears, encargado de políticas rurales», añade el alcalde.

Rotger explica que desde hace tiempo trabajan conjuntamente con la Sociedad de Cazadores de Selva para hacer un control de chivas en el municipio, realizando descartes, para así controlar la población silvestre. Aunque la falta de coordinación entre las administraciones ha dificultado la implementación de estrategias efectivas para limitar la población, así como restaurar los suelos dañados debido al temporal que afectó a la Isla el pasado mes de febrero. «La situación de este año es más preocupante», reconoce el alcalde mientras se compromete como ayuntamiento a colaborar activamente con otros municipios afectados para desarrollar estrategias de gestión de la población «que sean efectivas y respetuosas con el entorno», enfatiza.

Selva no es el único municipio que realiza actuaciones de este tipo en las zonas forestales de su localidad. En Andratx, por ejemplo, el Ajuntament ha contratado este año a una empresa especializada para realizar un control de la población de cabras salvajes que, en este caso, incluso llegan a las zonas urbanas. Cuando escasea la comida o el agua en la zona forestal, los animales bajan hasta Camp de Mar, Cala Blanca o Cala Llamp en busca de alimento, llegando incluso a beber el agua de las piscinas de las casas residenciales. Otro municipio afectado por la proliferación de estos animales es Sóller, que también ha realizado actuaciones para controlar la población.

Ahora, tras el paso del temporal Juliette, los posibles brotes verdes que se den son atracción para estos animales, lo que convierte la zona en yerma. «La protección de nuestro patrimonio natural es una responsabilidad compartida», recuerdan desde el Ajuntament de Selva.