La ‘cooperativa de cooperativas’ celebró ayer cuatro décadas en un cena en Son Termes. | Pere Bota

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La Cooperativa Camp Mallorquí celebró este viernes en Son Termes sus 40 años de historia y lo hizo en un acto en el cual se puso en valor la labor de los payeses de esta tierra y también la función que ejercen las cooperativas.Así lo destacó su presidente, Miquel Gual, en un discurso donde reivindicó el cooperativismo como «la mejor opción» tanto para los agricultores y ganaderos como para el consumidor. «Las cooperativas no hacemos almendras porque queremos mantener una marca de refrescos o cerveza. Aquí no hay doble discurso ni doble moral», apuntó Gual mientras recordaba que «las cooperativas son cristalinas como el agua, no especulamos con la tierra, la cultivamos; no nos deslocalizamos, somos de aquí; no tenemos intereses ocultos ni trabajamos bajos las órdenes de un fondo de inversión de gente opaca que tiene barcos de millones de euros», enfatizó.

El presidente de Camp Mallorquí, acompañado de otros miembros de cooperativas, no dejó pasar la ocasión, para reivindicar a las administraciones una mayor implicación en el sector primario. Gual fue muy contundente al referirse a la urbanización en suelo rústico: «Tenemos que quitar la impresionante presión urbanística/industrial de nuestros campos. Dejad que podamos continuar sembrando, poned seny a la hora de construir, a la hora de dejar poner parques de placas solares. Necesitamos tierra para sembrar, necesitamos tierra para trabajar, necesitamos tierra para daros de comer», señaló interpelando al Govern.

El acto contó también con la intervención del historiador Antoni Quetglas que repasó los últimos 40 años de cooperativismo y la evolución de la agricultura en Mallorca.