Puigserver se retira como Dimoni Gros tras 40 años bailando. | F.M.

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Antoni Puigserver Aleix (Manacor, 1962) es toda una institución en Manacor, no en vano hace 32 años que encarna la figura de Dimoni Gros en las fiestas de Sant Antoni. Su porte y su presencia con la carota diabólica han asustado a más de uno. Ahora, tras 40 años bailando con la Colla ha decidido retirarse y dar paso a nuevas personas.

¿Cuando empezó a bailar como ‘dimoni' y por qué?
—Fue en 1984 con la primera dimoniada, cuando Manacor sacó dos caras (diablos) más y el baciner me pidió si quería bailar. Años después, el pueblo pidió que volviéramos a lo tradicional con solo tres dimonis (uno grande y dos pequeños) y coincidió que Jaume Melis se retiraba. Así, en 1991 quedé yo como Dimoni Gros.

¿Como vivía usted Sant Antoni antes de formar parte de la Colla?
— La vivía muy intensamente. Mi abuelo fue dimoni petit y mi tío también. Siempre lo había vivido como algo donde la familia de los Aleixos participaba.

Algunos aseguran que gracias a Aleixos y Pasturetes la fiesta aún perdura. ¿Es así?
—Cuando la fiesta no estaba en los niveles de popularidad que está ahora había unas familias (Leus, Melis, Pasturetes, Aleixos) que estaban dentro de esta fiesta. Con los años hubo generaciones que quisieron continuar y otras no. En mi caso, mi abuelo organizaba ball de bot y tenía un grupo. El tema del baile siempre nos ha gustado mucho.

¿Qué significa para usted encarnar la figura de Dimoni Gros?
—Es un honor. Una cosa que ahora mucha gente quiere ser. Considero que ser el Dimoni Gros no es lo que muchos se piensan como fiesta y bebida... Ese día nosotros tenemos una responsabilidad que es que la fiesta salga bien. Ese día dejas de ser Antoni Puigserver para pasar a ser el Dimoni Gros, y ello implica que hagas bien los bailes, que llegues puntual a los foguerons, etc... Este día estás al servicio del pueblo como dimoni.

¿Por qué ha decidido retirarse ahora?
—Tenía claro que con los años me retiraría y ahora me marcho muy tranquilo. Con el curso que hicimos en 2019 con personas a quienes les gustaría ser cualquiera de las cuatro figuras comprobé que hay gente con muchas ganas. Personas que lo harán de corazón y con responsabilidad. Eso me tranquilizó. Me voy con la tranquilidad que esto seguirá. Porque no olvidemos que hubo un tiempo que la fiesta estaba en la UCI.

¿Hubo tiempos difíciles?
—Os lo puedo asegurar porque yo estaba. Los que amamos las fiestas de Sant Antoni y las hemos vivido desde pequeños nos dolía que esto se muriera de todo. Si en un momento dado el baciner no hubiera encontrado relevo, tal vez los dimonis saldrían por las beneïdes, pero no como ahora. Tenemos que pensar que hay 28 horas de Sant Antoni. Salimos el día 16 a las 14 de la tarde hasta las 4 de la madrugada. Y al día siguiente, a las 8 de la mañana volvemos a empezar a bailar hasta las 20 horas de la noche.

Mossèn Mateu Galmés también dio un giro a la celebración...
—El patronato fue quien tomó las riendas. El baciner entró dentro del Patronat y ha hecho que esta fiesta ya no solo sea un baciner, tres dimonis y un santo. Sino que han propiciado que haya actos durante semanas. Ha añadido imputs para que la gente se haga suya la celebración de Sant Antoni. Si antes detrás de la colla les seguían 10 o 12 personas ahora pueden ser 200.

Habla de como ha evolucionado la fiesta. ¿Cree que está masificada?
—Debo decir que estamos sorprendidos que, pese a que este es un día de herbes, lo bien que se porta la gente. Cuando nosotros pasamos oyes amples! Porque saben que nos deben dejar pasar. No es una noche que haya peleas. Es verdad que asusta la cantidad de gente en algunos actos puntuales pero siempre hay un respeto total a la fiesta.

El año pasado hubo cambios importantes con la inclusión de una mujer como dimoni. ¿Como lo vivió?
—Con normalidad. Mi madre o mi tía rodaven con los dimonis, no se vestían pero bailaban. Es igual si es una mujer o un hombre. Es igual quien hay debajo de la careta, la figura es lo importante. Si Magdalena Pérez hizo el curso y vive la fiesta, ya está. Nunca hemos estado en contra de ello. Y esto que nosotros teníamos esto copat no es verdad. He bailado con más de 20 personas diferentes en todos estos años. Lo que nosotros no queríamos es que esto se muriese. El problema antes era quien quería ser dimoni, ahora el problema es que todo el mundo quiere ser dimoni.

¿Como vivirá usted este año el Sant Antoni?
—Dejaré que mi familia decida.