Batalla navideña en la montaña de Puigpunyent por una causa benéfica: 160 guerreros muy solidarios

Las puertas del recinto se abrieron a las siete de la mañana, con temperaturas gélidas que no pasaban de los tres grados, y desde primera hora comenzaron a llegar las principales escuadras de la Isla: ATM, Porkis, NGA, Black Shadow, Rippers, SDH, USEC, Avispas, Kamikazes, Spartan o TCS, entre otras. Las medidas de seguridad, ante tal avalancha de visitantes, fueron excepcionales, para evitar cualquier contratiempo. De hecho, la protección ocular es clave en las partidas de airsoft y los organizadores velaron por que en todo momento los combatientes llevaran las gafas de seguridad.

Los ‘soldados’ utilizan munición de 6mm en forma de bolas biodegradables, que pueden alcanzar objetivos a casi cien metros de distancia en el caso de los snipers (francotiradores). Los jugadores usan ‘réplicas’ de armas reales, principalmente el fusil M4 norteamericano, aunque también hay AK-47 (el emblemático Kalashnikov soviético), Mp5, Mp7 o G-36, entre otros populares modelos. Los uniformes, idénticos a los utilizados por los distintos ejércitos, varían desde patrones áridos a boscosos, aunque normalmente el más repetido es el multicam.

La mayoría de fusiles que se vieron ayer en Puigpunyent eran eléctricos, pero últimamente se están poniendo de moda las réplicas de gas, que tienen la ventaja de que simulan el retroceso de una real y le confieren un gran realismo. La partida, que se prolongó hasta pasado el mediodía, estuvo espléndidamente organizada por Xicano y Miquelet, apoyados por Santi, Pasas y los integrantes de ATM, unos consagrados maestros de ceremonias. Y al tratarse de la partida más numerosa del año, y sobre todo benéfica, acudieron muchos rostros conocidos del airsoft, como Elías, Dav, Terrón, Kaiser, Dan, Vulic o Matas, entre muchos otros.

La única tienda de airsoft de Mallorca, División 82, ubicada en la calle San José de la Montaña, cedió material para un posterior sorteo benéfico. La finca de Puigpunyent es uno de los campos más exigentes de la Isla, por sus grandes dimensiones y la orografía del terreno, y antes de la partida todos los jugadores pasaron crono para garantizar que sus armas estaban en el límite de potencia legal. Las escuadras fueron divididas en dos bandos con diferentes objetivos y a pesar de que por regla general los combates son muy intensos y competitivos, este domingo el resultado era lo de menos. Era un encuentro solidario y primó el juego limpio, el fair play que no siempre reina en los campos de airsoft. Los participantes demostraron que están comprometidos con las causas sociales y se volcaron con la beneficencia. Quedó claro, pues, que el resultado no importaba. Y que el airsoft es, ante todo, un deporte noble.