El joven Pau Cifré coronó el Pi de Pollença en tan solo diez minutos. | Aina Borràs

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Pau Cifre (Pollença, 2007) logró el miércoles coronar el Pi de Sant Antoni en tan solo 10 minutos. Estudia actividades físicodeportivas y es un amante del deporte. Ha sido seis veces campeón de Baleares de Judo; es el segundo de España y décimo del mundo de kitesurf y además practica la escalada.

-Subiste muy rápido. ¿Qué se necesita para coronar el Pi?
-Para mí, es casi más importante la fuerza mental que no la física. En los días previos había estado hablando con Joan Vanrell, que lo ha subido dos veces y que para mí es como un héroe. Él me mentalizó de que lo podía lograr. Además, era un pino fácil, con poco jabón para evitar la situación del año pasado y muchísima gente me ayudó desde abajo.

-Es importante tener gente abajo que colabore?
-Muchísimo. Puedo confirmar que es clave tener amigos en la cepa para poder llegar hasta arriba. También me ayudó mucho que algunos de los míos subiesen a la primera cuerda para impulsarme desde ahí. Les agradezco la seriedad y el compromiso.

-¿Se había preparado?
-Sí. Me miré vídeos de las subidas de los últimos años muchas veces. Me fijé en los errores más típicos y ya pensé cómo los resolvería si me pasara a mí o cómo podía evitarlos. Además, unas semanas antes, fui a casa de Vanrell que tiene un pino para ver cómo era la subida. Él me dio su visto bueno y me dijo que estaba perfectamente capacitado para hacerlo. Sus palabras me dieron mucha fuerza.

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-¿Cómo te sentiste al haber logrado llegar arriba?
-Feliz. Muy feliz. Para mí era un sueño y aunque el año pasado ya lo intenté no estaba mentalizado. Ya de pequeño intentaba subir el Pi, que queda en la plaza unos meses, y también farolas simulando la escalada real.

-¿Qué opina de la recomendación municipal de no dejar subir a los menores de edad?
Por un lado, considero que cuando más joven, mejor por el tema del peso y de la agilidad. De hecho, a veces como los mayores de edad suelen subirlo habiendo bebido alcohol, el riesgo crece. Ahora bien, también creo que es una actividad peligrosa que se tiene que hacer con cabeza.

-¿Le reprocharon la edad al intentar subir?
-No. Yo tenía miedo de que me abucheasen, pero no fue así. Todo lo contrario. Tanto los regidores como el alcalde que estaban en la cepa me animaron a seguir subiendo.

-Le dedicaste la subida a alguien muy especial, ¿no?
Sí, fue muy emocionante porque justo al llegar arriba pensé en tres personas. Primero, en Feliu Portella; fue un gran entrenador, para mí era como de la familia. También pensé en mi abuelo, sé que estaría orgulloso de haberme visto ahí arriba ya que él era quien me bajaba de las farolas cuando era pequeño. Además, tuve en mente a mi actual entrenador, Lluís Escandell, que este verano me ha apoyado mucho para conseguir el cinturón negro.