Imagen de la actuación de los esquiladores. | Gori Vicens

TW
0

Las temperaturas veraniegas de este fin de semana han sido muy propicias para esquilar ovejas. Aunque sólo fuera como exhibición, en es Llombards (Santanyí) el pequeño rebaño seguro que agradeció el trabajo de los tonedors, -la mayoría hombres mayores, sólo había una mujer joven- que tijeras en mano les cortaron la lana ante la llegada del calor. Así como los humanos nos vamos quitando capas de ropa, algunos animales también necesitan que se les corte el pelaje.

Desde hace unos veinte años, cada primer domingo de mayo los esquiladores a la antigua cogen las tijeras específicas para esta tarea y bien afiladas se reúnen para mostrar cómo se hacía antaño. Lo primero es sujetar bien la oveja atándole las patas para no lastimarla. Después, como auténticos peluqueros van cortando la lana que la oveja ha ido acumulando durante el invierno para, entre otras cosas, protegerse del frío.

Observándoles, se les ve el grado de facilidad y experiencia que les nace desde dentro a la hora de manejar las ovejas y las tijeras. Un sistema que difiere muchísimo del que utilizan ahora los profesionales, que son capaces de esquilar una oveja por minuto y sin atar. Esta exhibición acoge cada año a más espectadores. Algunos para rememorar lo que ellos hacían y otros para ver el trabajo de sus abuelos. Los políticos tampoco se quisieron perder la fiesta, incluso algunos se atrevieron a coger las tijeras y esquilar. No les fue nada mal.