Se trata de una de las últimas acciones preparadas por Eco Projects. | E.P.

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Si no hubiera material gráfico que lo demostrara, sería difícil de creer; pero la imagen lo dice todo. Miles de botellas de champán fueron recogidas durante el pasado fin de semana por un grupo de amigos submarinistas que participaron en la última de las acciones preparadas por Eco Projects Mallorca, entidad fundada por Thomas Heise, un buceador profesional alemán, residente en la isla desde hace dos décadas, que dedica gran parte de su tiempo a limpiar y proteger las costas, cuevas y montañas mallorquinas.

En su última acción, llevada a cabo en la zona de Portals Vells, la recogida deja al descubierto una infinidad de botellas de vidrio, mayoritariamente de champán, que reposan en el fondo del mar, contaminando y destruyendo buena parte del patrimonio marino balear. El grupo de submarinistas, formado por diez voluntarios, llegó a recolectar hasta 450 kilos de basura, de los cuales, el 80%, es vidrio; «y no es todo, en el fondo hay todavía cinco o seis veces más de lo que hemos podido sacar; extrajimos, más o menos, un 25%», explica el presidente de la entidad.

Impactante imagen de lo que encontraron en diversos rincones del fondo marino

Se trata de la acumulación de botellas durante, por lo menos, veinte años. Por esa zona, pasan diariamente «unas 50 embarcaciones, la mayoría yates de lujo» que, tras la celebración que se tercie, lanza las botellas vacías al mar con total impunidad; aunque tal y como explica el buzo «ahora hay más conciencia, aún nos encontramos botellas lanzadas recientemente pero son las que menos; las miles de botellas que están bajo el mar se deben a la acumulación de todos estos años y antes, la gente se comportaba peor y después de las fiestas, las lanzaba al agua». Algunas botellas llevaban tanto tiempo en el fondo que los buzos tuvieron que desenterrarlas de la arena.

La mayoría de los residuos recogidos consiste en botellas de champán de cristal

El alemán Eckbert Waldleben, residente en Mallorca, fue uno de los participantes en la acción de recogida, «éramos unas diez personas, vivimos aquí y queremos que se vea todo lo bonito que realmente es», explicó en declaraciones al diario alemán Mallorca Magazin. El grupo descubrió tal cantidad de residuos en el fondo que decidió duplicar la acción. «El sábado lo dedicamos a bucear hasta reunir toda la basura que pudimos hasta un punto central de recolección bajo el agua», cuenta el participante.

Las botellas se cargaron en cestas y se sacaron a la zona exterior de la playa

Al día siguiente, el domingo, un grupo menor de buzos trasladó la basura en cestas hasta los ayudantes que les esperaban a pie en la orilla, con el agua a media altura. Los objetos fueron recogidos, despejados de arena para no dañar el ecosistema de la playa y cargados en un remolque.

Las botellas se limpiaron en el agua para no extraer de la playa más arena de la debida

Recoger material náutico desechado para reciclar y reinvertir en limpieza

Thomas Heise y su hijo, Erik Heise, ya nacido en Mallorca; son expertos buceadores y espeleólogos, además de amantes de la isla en la que viven. Ambos trabajan en el grupo deportivo Rates Pinyades, dedicado a limpiar cuevas. Además, acaban de formalizar 'Eco Projects Mallorca', un proyecto que nació por el interés personal de Thomas en la conservación del paisaje y patrimonio balear.

Al principio, se dedicaba a organizar salidas con algunos amigos y financiaba él mismo los gastos. Poco a poco, se le ocurrió la idea de aprovechar los materiales náuticos que desechaban algunas embarcaciones para vender los materiales valiosos que los conforman. «Hay cables eléctricos y materiales como el bronce, el cobre o el plomo, me dedico a gestionarlos, reciclarlos y aprovecho lo que valen para reinvertir en las acciones de limpieza y financiar estas iniciativas de recogida de residuos, es un win to win, como dicen».

Gracias a estas iniciativas y a los voluntarios que participan, las islas logran reducir el gran volumen de residuos ocultos bajo el mar

Tratan de realizar, al menos, una actividad al mes y sobre todo, dar a la gente la oportunidad de ayudar: «las personas vienen con ganas y entusiasmo, quieren ayudar; sólo hay que organizar la acción para que se animen a hacerla. Debemos mantener la belleza de las islas», finaliza Thomas.