Imágenes de la jornada festiva en Sineu. | M. À. Cañellas

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Sineu amaneció este lunes con una explosión de rosa que tiñó cada rincón del pueblo, una marea que no deja de crecer año tras año, consolidándose como la fiesta más multitudinaria y esperada del calendario. La Muchada, esa celebración que se burla con gracia y sarcasmo de las tradiciones mallorquinas, ha vuelto a desbordar de vida y color las calles, superando todas las expectativas.

A las 12 del mediodía, la calle des Vent se ha convertido en un hervidero de emoción y expectación. Cientos de personas, todas ataviadas en distintas tonalidades de rosa, esperaban ansiosas el pregón que desvelaría el secreto mejor guardado del día: ¿quién sería la voz encargada de dar inicio a la locura colectiva? Mientras tanto, los organizadores, desde el emblemático balcón de Can Monara, no han escatimado en recursos para combatir el calor sofocante de más de 35 grados: mangueras en mano, regaban sin piedad a la multitud, que agradecía cada gota de agua con gritos y risas. La música, siempre protagonista en Sineu, marcaba el ritmo de la espera con 'temazos' como Viva la vida de Coldplay y el ya clásico Wa Yeah! de Antònia Font, haciendo vibrar el suelo y los corazones por igual.

Pero la sorpresa del día llegó cuando, en mitad del jaleo y a pocos minutos del pregón, un invitado inesperado se ha abierto paso entre la multitud. Carles Puigdemont, el expresidente catalán, ha hecho acto de presencia bailando entre los asistentes, arrancando aplausos y gritos de emoción. Con una naturalidad desarmante, ha subido al balcón del Ajuntament y, ante una audiencia entregada, ha pronunciado unas breves palabras cargadas de simbolismo: «Passi el que passi, quan ens tornem a veure podem tornar a cridar junts ben fort 'visca Catalunya lliure'». La respuesta ha sido un clamor de gritos: «Carles Puigdemont» e «i, inde, independencia», que han resonado como eco en las calles abarrotadas.

Tras este momento inesperado, la Banda de Música Municipal ha tomado el relevo, abriéndose paso con sus notas entre la muchedumbre. Ha sido el momento de la pregonera, y este año el honor ha recaído en Alicia Olivares, una reconocida glosadora de Manacor, que no ha dejado a nadie indiferente. Ataviada como Ramón Llull, Olivares ha lanzado un discurso mordaz que ha tocado fibras sensibles. Con su prosa afilada, ha criticado la dificultad que viven los residentes de Mallorca para acceder a la vivienda, la masificación y la proyección de una macro granja en Son Vanrell. «I és que massificació ja n'hi ha per allà on miris. Carrers carregats guiris i cales verges, com no. Si tenen la informació de les agències de viatges, de les guies de les platges, dels ajuntaments, del mòbil. I el qui pot fer, queda immòbil i els natius, talment hostatges».

Además, también ha reivindicado la participación activa de las mujeres a las fiestas populares. Ha celebrado que el Much es una fiesta que «lo tiene todo» y ha repasado un poco la historia de esta celebración que se inició con un grupo de amigos sineuers. «Són 20 anys de Muchada de fer feina amb il·lusió per fer cada innovació amb cada bèstia repensada fent menció a cada contrada".

Tras el reivindicativo discurso, la plaza entera se ha preparado para recibir al Much, la figura central de la fiesta, que ha llegado al Ajuntament al son de Potra Salvaje. El clamor popular lo alentaba a bailar, y así lo ha hecho, con la misma energía contagiosa de siempre. Tras él, los jóvenes que en años anteriores habían representado al Much han continuado la fiesta al ritmo de himnos como Tobogán de Zoo, elevando la temperatura y el entusiasmo de la multitud.

Con la una de la tarde marcando el reloj, la gente se ha dispuesto para el tradicional 'ensierro', que ha puesto el broche de oro a la parte festiva de la mañana. Pero la jornada no ha hecho más que empezar: la plaza se ha llenado de vermut, comida y risas, preparándose para lo que será la gran cita de la tarde, cuando el Much y la Mucha se encontrarán en la plaza des Fossar, continuando así una fiesta que, año tras año, no deja de reinventarse y sorprender.