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Si había alguna duda de que Esperança Ramis Serra es una persona muy querida en su pueblo, esta certeza quedó patente con motivo del centenario de la sencellera más longeva, a la que desde hace unos años el pueblo le rinde tributo con motivo de las fiestas de la patrona de Sencelles, Santa Àgueda.

El miércoles, toda una comitiva encabezada por los xeremiers, el alcalde, Joan Carles Verd, y concejales de todos los partidos del Consistorio, así como el rector, un buen puñado de vecinas y hasta los agentes de la Policía Local, se acercaron hasta la residencia de mayores, donde vive la centenaria para felicitarla por un cumpleaños tan señalado. Allí mismo le entregaron un ramo de flores y una placa conmemorativa, mientras que el vicario general y rector de Sencelles, Josep Adrover y los sacerdotes del municipio concelebraron una misa en la misma residencia, en la que cantó el coro de la parroquia de Sant Pere.

Esperança recibió este homenaje con una gran emoción, pues es plenamente consciente del logro que supone cumplir 100 años con salud y rodeada de sus hijos, nietos y biznietos, que ha podido conocer y ver crecer, para alegría de toda la familia. La centenaria recibió este homenaje pletórica, pues su familia le había preparado un gran banquete en el que no faltó una enorme tarta de nata decorada con fresas que sopló de pie, sonriendo, con una lucidez envidiable y muy contenta por el cariño del pueblo que la vio nacer y que ahora la ha visto cumplir 100 años.

Una higuera

Después de soplar las velas y de degustar el banquete, llegó el momento de los regalos para Esperança. Uno de los más originales fue el que recibió de parte de sus compañeros de la residencia de mayores, que le obsequiaron una higuera ya bastante crecida, para que pueda disfrutar de comer higos, que es uno de sus manjares favoritos. Esta higuera la plantarán en el jardín de la residencia.

Además de las flores y la placa con los que la obsequió el Ajuntament de Sencelles, Esperança recibió regalos de las que fueron sus vecinas de la calle Sor Francinaina Cirer, de la Fundación Sant Francesc d’Asís y de las cuidadoras del centro, entre otros, tal es el aprecio que genera entre sus conocidos. Y la homenajeada devolvió las muestras de afecto, recordando que disfruta de su familia y que también considera como tales al personal y compañeros de la residencia. Y finalmente reveló el secreto de su longeva vida con salud: «Un vasito de vino todos los días y comer chocolate», dijo con una gran sonrisa. Seguro que el cariño de todo un pueblo forma parte de esta receta.