Un grupo de practicantes de rollerski, a su paso por Palmanyola. | F.F.

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Se ha convertido en una imagen curiosa, pero cada vez más tradicional en las carreteras de Mallorca y fuera de la temporada invernal. El llamativo rollerski se ha sumado a la oferta que básicamente copa el cicloturismo en otoño, e incluso se ha extendido a la primavera, cuando alcanzan las bicicletas su gran pico de visitantes. La posibilidad de entrenarse cuando no hay nieve permite a los amantes del biatlón o el esquí de fondo hacerlo con estos esquís con ruedas y sus palos, viéndose ya los primeros grupos de estos deportistas ejercitándose por las diferentes vías de Mallorca, como es el caso de la zona de Bunyola y Palmanyola, por donde ya se les ha podido ver en formación.

El éxito de esta especialidad y el atractivo de Mallorca ha hecho que crezcan las actividades dirigidas al segmento en cuestión, el del rollerski, e incluso que hayan aparecido empresas especializadas en su enseñanza y que ofrecen rutas guiadas por diferentes rincones de la Isla, disfrutando de los paisajes a la par que se hace deporte en un momento en el que la nieve empieza a aparecer o ya ha desaparecido en el centro de Europa o los países nórdicos, principales destinos emisores de este perfil de turista deportivo.

Además de zonas de llano, especialmente se dejan ver por la Serra de Tramuntana, aprovechando la exigencia de algunas de sus ascensiones para elevar los niveles de intensidad de sus entrenamientos, sin dejar de llamar la atención de vecinos, residentes y conductores allá por donde pasan.