Instalaciones agrovoltaicas.

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Acercar las energías renovables a todos los hogares, ahorrar en la factura de la luz y aprovechar las instalaciones solares para uso agrario. Estos son algunos de los objetivos de la primera comunidad energética agrovoltaica y multiproyecto de les Illes Balears creada entre Manacor y Artà y que empezará a ejecutarse este 2025. Los manacorins, Joan Amengual y Albert Ferrer son los impulsores de este proyecto.

Después de más de dos años forjando la propuesta, nace la Comunitat Energètica de Llevant. El proyecto contempla la colocación de pequeñas instalaciones fotovoltaicas en altura en las inmediaciones de los núcleos urbanos para poder abastecer de energía en un radio de 2 kilómetros. «Este concepto llega impulsado por la ley de Cambio Climático de 2019 que abría la posibilidad de compartir energía y el autoconsumo pero en ningún caso hablamos de parques solares», explica Amengual. Así, las instalaciones previstas pueden ocupar, como máximo, 3.000 metros cuadrados, lo que supone albergar como mucho 250 placas. «Queremos contribuir a mejorar el gasto energético y garantizar un derecho básico, y a veces olvidado, como es la energía», cuenta Amengual.

La comunidad ejecuta el proyecto y después cualquier persona puede adherirse a ella. «De esta manera damos acceso a la energía renovable a aquellas personas o viviendas que bien por espacio o bien por falta de recursos económicos no pueden llevar a cabo estas instalaciones», matiza Amengual. Además, de esta manera, la comunidad prevé que los socios puedan ahorrar hasta un 60 % en la factura de la luz.

Este próximo año se ejecutaran los primeros 3 o 4 proyectos en Artà y Manacor, y se prevé «poco a poco seguir creciendo de forma gradual y sostenible». De hecho, ya hay hasta 15 instalaciones de este tipo proyectadas.

Por otra parte, también pueden adherirse a la comunidad aquellas personas que tengan un terreno para ofrecer. En estos casos, los socios que proporcionen el espacio recibirán una compensación a modo de alquiler.

Otro de los puntos destacados de esta iniciativa es el aprovechamiento agrario de las instalaciones. En este sentido, en los proyectos que se ejecute se prevé cultivar ‘tap de cortí’, una especie autóctona que necesita sombra para su crecimiento por lo que «se aprovecharán las sombras que producen las placas». Después la intención es comercializarlo a través de la también recién estrenada Cooperativa Agroalimentaria de Llevant «como producto local y kilómetro 0».

«Nuestro proyecto es una alternativa a pequeña escala a los parques solares y que aspira a conseguir la independencia energética de la Isla asegurando la integración de las instalaciones en el entorno», concluye Amengual. Aunque no se descarta la colocación de placas en edificios urbanos, los primeros proyectos se llevará a cabo en suelo rústico