Aunque aparentemente parezca que el MINI ha recibido un simple retoque, cuando lo analizas en profundidad llegas a la conclusión de que los cambios son muchos e importantes, tanto en lo que se refiere a la estética exterior como a la interior, e incluso en el comportamiento del vehículo.
Desde que BMW en 2001 se hiciera cargo de la producción de este mítico vehículo con un cambio radical de estética respecto a la versión inicial de 1959, pero manteniendo su esencia, ha ido recibiendo pequeñas mejoras hasta llegar a este nuevo formato.
Estéticamente, destaca por una parte delantera con nuevos faros tipo LED que sustituyen a los anteriores, lo que viene siendo una constante en una gran parte de los vehículos que van saliendo al mercado.
De esta parte delantera también cabe destacar los faros antiniebla de grandes dimensiones, que están acompañados de dos entradas de aire también generosas, además de contar con dos líneas verticales que atraviesan todo el capó para conseguir este deseado sentido de deportividad con un cierto aire «retro».
En cuanto a la estética posterior, no hay duda de que el hecho de llevar la doble salida de escape central ya le da prestancia y juntamente con los nuevos faros LED y la pequeña parrilla negra acaban de componer una estética muy deportiva y atractiva al mismo tiempo.
MOTOR
Con el motor turboalimentado de 2.0 litros con el que cuenta el MINI Cooper S se pueden llevar tres tipos de conducciones distintas, la Green (de ahorro), la MID (media) y la Sport (la más radical), que se accionan con una pequeña pestaña que se encuentra rodeando el cambio de marchas. Por defecto, el coche cuando se pone en marcha lleva la media. En la más ahorrativa, la Green, el vehículo tarda más en subir de vueltas y en la pantalla se va indicando al conductor el ahorro.
Cuando se acciona el modo Sport cambia bastante el sonido del motor y del escape y el coche tiende a revolucionarse mucho más para obtener unas prestaciones realmente deportivas que hacen que el disfrute al volante sea máximo.
Está claro que con esta última opción el consumo del vehículo es mucho más alto y por eso conviene ir combinando la opción Green y ésta para que se consigan unas cifras más o menos comedidas. Nosotros, haciendo esto, hemos conseguido una media de unos 7'2 litros, que no está nada mal para la potencia y las sensaciones que se obtienen a los mandos de este automóvil.
El comportamiento del vehículo es muy parecido al que se obiene en un Kart gracias a ser un vehículo relativamente bajo y con dimensiones reducidas. Se mantiene muy bien en carretera, aunque se tracen las curvas a velocidad elevada.
INTERIOR
El interior del vehículo está más conseguido que el anterior (que ya parecía difícil) gracias al uso de nuevos materiales, a innovaciones tecnológicas muy interesantes y a la perfectas soluciones estéticas para no quitarle este aspecto «retro» que no puede faltar en el MINI.
En la consola central destaca una gran pantalla de 8'8” no táctil que se maneja desde una especie de Joystick alojado al lado del freno de mano. Uno de los pequeños hándicaps de este vehículo es la habitabilidad, ya que dos adultos pueden ir sentados detrás sin grandes comodidades, sobre todo si el conductor o el acompañante son gente alta, ya que entonces se reduce aún más el espacio.
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