La historia de la marca japonesa es un tanto curiosa, en parte por su longevidad y en parte por lo que ha vivido durante todos estos años. Fue fundada en 1870 por Yataro Iwasaki, hijo de una familia samurái. Desempeñó un importante papel en la transformación de Japón en una sociedad industrializada. Se dedicó en un principio al transporte marítimo.
La marca y el nombre de Mitsubishi se refieren a ‘tres diamantes'. Su nombre se deriva de las palabras ‘mitsu', que significa tres, e ‘hishi', que quiere decir castañas de agua triangulares. Al final de la Segunda Guerra Mundial vivió uno de sus momentos más delicados.
El coche que hoy nos ocupa, el ASX, que lleva el nombre de RVR en Australia y en Japón, cuenta con una estética aun bastante atractiva (más bien discreta) gracias a los cambios recibidos desde que se empezó a vender.
La parte delantera se caracteriza por dar la sensación de robustez gracias a unos parachoques voluminosos, con una parrilla de grandes dimensiones. Sus faros delanteros son rasgados, muy al estilo japonés. La parte posterior es más clásica, quizá demasiado, con las tulipas con los colores tradicionales (blanco, rojo y naranja); el parachoques está perfectamente integrado en el conjunto.
El vehículo que hemos probado llevaba el motor 1.8 DI-D, que cuenta con una potencia máxima de 116 CV. A pesar de parecer un motor con pocos caballos para un vehículo de estas dimensiones y peso, nos ha sorprendido mucho y de manera positiva, ya que cuenta con unas prestaciones de lo más alegres en cualquier circunstancia gracias a un par motor de 300 Nm, que se nota de forma muy notoria en todas las cifras del SUV japonés.
La aceleración desde parado es enérgica, lo cual permite una conducción divertida y dinámica. Así, tarda 10'2 segundos para pasar de 0 a 100 Km/h. En la recuperación el motor también se comporta de manera sorprendente.
El consumo del propulsor también es de lo más bajo, lo cual viene ayudado por el hecho de contar con el sistema Start/Stop y con el sistema shift, que te indica cuándo es mejor cambiar de marcha. El consumo de 4'5 litros a los 100 Km ofrecido por la marca no ha distado demasiado de los 6 que hemos conseguido nosotros sin llevar una conducción excesivamente tranquila. El comportamiento en carretera es bastante neutro en cualquier circunstancia; de hecho, se parece más al que tendría un automóvil que no sea SUV como éste. Tal vez las suspensiones son un poco duras, aunque esto favorece este comportamiento tan neutro. La dirección es un poco sensible, lo que hace que haya que acostumbrarse un poco al principio, pero no le resta precisión, al contrario.
El acabado del vehículo que hemos probado, el Kaiteki, es el tope de gama, lo cual favorece que su interior se caracterice por ser de gran calidad, con un equipamiento de serie muy completo, con todos los elementos necesarios para viajar de forma cómoda, con elementos tan interesantes como el techo panorámico con LEDs, asientos de piel, navegador, cámara posterior, etc. Otra cosa a resaltar del interior es el gran equilibrio que existe para albergar personas y carga, ya que la comodidad y la capacidad van de la mano en este polivalente vehículo.
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