El año 2006, la marca japonesa puso a la venta su primer vehículo 100 % eléctrico, que ha ido recibiendo mejoras desde su puesta a la venta. La tecnología de éste ha sido la base para el primer híbrido enchufable, que ofrece una serie de ventajas importante, como veremos a continuación.
ESTÉTICA
Estéticamente es un vehículo con un diseño discreto y atractivo a la vez. La parte delantera destaca por contar con unos faros de dimensiones comedidas, con una forma alargada, muy al estilo japonés. En la parte interior del parachoques se encuentran los faros antiniebla, que a la vez sirve para alojar las luces diurnas de LED.
La parte posterior es tal vez la más innovadora, ya que cuenta con las tulipas transparentes, también de reducidas dimensiones, que están unidas entre sí por una fina línea, lo que mejora el conjunto.
MOTOR
El Mitsubishi Outlander híbrido enchufable dispone de tres motores, dos eléctricos y uno de combustión, que se coordinan de manera automática. El motor convencional es un propulsor de gasolina DOHC MIVEC, de 2.0 litros, que ofrece 121 CV de potencia. Con los otros dos propulsores eléctricos (de 82 CV cada uno), la potencia total de este vehículo es de 203 CV.
Esta cifra parece muy elevada, pero al ser un vehículo que pesa unos 1.800 Kg, a los que ayudan los motores y las baterías respectivas, las prestaciones no son tan buenas como parecerían ser, aunque la aceleración, con los tres motores en marcha es realmente explosiva.
Usando sólo el motor eléctrico, la autonomía del vehículo es de unos 45 Km, que no está nada mal, aunque cuando al vehículo se le pide aceleración, el motor de gasolina se activa y entrega toda la potencia. Llevando los tres en marcha por carretera, el consumo aproximado es de entre dos y tres litros de gasolina a los 100 Km. La cifra se va fácilmente a los 8 litros cuando se agota la batería.
En ciudad es donde este Outlander da la campanada al poder funcionar prácticamente siempre de forma eléctrica y llegar a un consumo medio de 1 litro a los 100 Km, teniendo en cuenta que se tiene que ir cargando. El Outlander es un vehículo muy rutero, cómodo para los ocupantes, aunque las suspensiones son excesivamente blandas, lo que se nota en exceso en las curvas, sin que pierda en ningún momento la trazada, gracias también a la tracción a las cuatro ruedas con la que cuenta.
INTERIOR
El interior de este vehículo de 4'65 metros es muy amplio. Los ocupantes de las plazas posteriores van de lo más cómodos gracias al generoso espacio que queda para las piernas, además de la altura ideal. Quizá se podría haber aprovechado más el espacio con siete plazas escamoteables, que le hubieran dado un plus de practicidad.
Las calidades de los materiales son muy buenas y el equipamiento de serie, de lo más completo, lo que lo convierte en una opción muy interesante para los que quieren tecnología, consumo reducido en ciudad y comodidad. Eso sí, hay que tener un enchufe a mano en el garage.
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