Si bien entre la versión de 2011 y la de 2015 el aumento de potencia fue impresionante (110 CV de diferencia), en esta ocasión sólo ha pasado de 310 a 320 CV de potencia, que prácticamente son imperceptibles, ya que las prestaciones son casi las mismas, si bien el comportamiento cambia. Estéticamente, la marca sigue apostando fuerte por la radicalidad total, ya que es un vehículo que llama poderosamente la atención. Le es totalmente imposible pasar desapercibido.
Las principales atributos estéticos que decoran al deportivo son los spóilers delanteros, laterales y traseros. El de la parte anterior está a ras de suelo (quizá demasiado), con los inconvenientes que supone a la hora de entrar en garajes o para pasar algunos badenes. En esta ocasión es un poquito más alto que el que llevaba la versión anterior.
Otro de los puntos a destacar del R Type es sin duda la parte posterior en su conjunto, que destaca por contar con tres salidas de escape de generosas dimensiones –en esta ocasión en el centro de la zaga–, cuando antes llevaba cuatro (dos a cada lado) y un alerón prominente que, en cierta manera, recuerda a los míticos Ford Escort y Sierra Cosworth.
PROPULSOR
Ya hemos hablado un poco del motor, que es otro de los grandes alicientes del vehículo, sin duda, con una línea continuista respecto a la anterior versión, con el leve aumento de potencia que hemos comentado antes.
Con este propulsor 2.0 VTEC turbo de inyección directa consigue los 320 CV de potencia a 6.500 vueltas y ofrece 400 Nm de par entre las 2.500 y las 4.500 rpm, desarrollados por Honda bajo la serie Earth Dreams Technology.
Cuenta con tres modos de conducción; la Comfort (curioso nombre para este deportivo), Sport y Sport R. En esta última el motor se revoluciona mucho más deprisa.
Por una cuestión de pesos y de prestaciones la marca japonesa ha optado por un cambio de marchas manual de 6 velocidades en lugar de optar por un cambio automático con levas en el volante.
Se trata de un motor que sube muy fácilmente de vueltas, con un soplido del turbo que potencia este carácter deportivo. Los números de las prestaciones hablan por sí solos, con los 5'7 segundos que tarda para pasar de 0 a 100 Km/h y los 272 Km/h de velocidad máxima.
Aunque parezca mentira, en el consumo también tiene buenas cifras, tratándose de un vehículo de 310 CV, ya que los 7,7 litros de media nosotros los hemos subido hasta prácticamente 9,6, que es una cifra muy notable, teniendo en cuenta sus prestaciones.
El comportamiento en carretera es absolutamente impecable en curvas, donde las suspensiones se mantienen totalmente firmes, con lo que las trazas de forma neutra. Eso sí, la comodidad de los ocupantes se resiente un poco en carretera por ese mismo motivo.
El interior acompaña al conjunto, con unos asientos tipo backet, de color rojo, que sujetan perfectamente el cuerpo del conductor en cualquier circunstancia. Además cuenta con detalles de fibra de carbono y metálicos que le acaban de dar ese punto deportivo.
El marcador es muy parecido al del modelo del que deriva, aunque la iluminación en rojo al apretar el botón R+ le da un toque diferenciador. La información digital también cambia en virtud del tipo de conducción escogida.
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