Anders Bullow, presidente de Boliden, presentó ayer el estudio que les exime de toda culpa.

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Boliden Apirsa, la empresa que explota la mina de Aznalcóllar (Sevilla), sostuvo ayer que la rotura de la balsa, que provocó el vertido tóxico a la zona próxima al parque de Doñana, , y que ocasionó el vertido de cinco millones de metros cúbicos de aguas ácidas y lodos tóxicos a la Cuenca del Guadiamar, se debió a «errores del diseño» original de la balsa, que construyó Dragados en 1977 y supervisó Geocisa en 1996.

Esta conclusión se desprende del estudio sobre la estabilidad de la presa de Aznalcóllar realizado por Joaquín Martí, perteneciente a la empresa independiente de ingenieros consultores Principia-EQE, y que, según el presidente de Boliden, Anders Bülow, exime de toda responsabilidad en el desastre ecológico a Boliden y prueba que la rotura de la balsa no se debió a causas naturales como en un principio se barajó.

En rueda de prensa para presentar dicho informe, el presidente de Boliden confió en obtener en unos quince días los permisos necesarios para reabrir la mina, que cerró el 25 de abril de 1998 a causa de la rotura de una balsa y que dejó en regulación de empleo a unos 500 personas, y además contarán con 3.200 millones de subvenciones de las administraciones central y autonómica.