Científicos estadounidenses han logrado reproducir el proceso
genético por el que una célula sana se convierte en cancerosa, un
proceso largamente buscado porque puede ayudar a entender la
enfermedad.
El avance, que recoge el número de ayer de la revista Nature, no
llevará hacia un nuevo tratamiento contra el cáncer, pero pone a
disposición de los investigadores una nueva herramienta para la
detección precoz del mal.
Los científicos, del Instituto Whitehead de Investigaciones de
Cambridge, han descubierto los tres genes que actúan en la
transformación de la célula sana en cancerosa.
Son tres genes cuya acción se complementa. Uno de ellos es el
responsable de que la célula crezca sin interrupción, otro
desactiva los resortes que podrían parar ese crecimiento y un
tercero estimula su reproducción sin límite.
El resultado es un crecimiento anómalo y maligno de las células
que comenzarán a formar un tumor cancerígeno.
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