Raisa Gorbachova, la «primera dama de la Perestroika» soviética,
falleció ayer en una hospital alemán, donde estaba siendo tratada
de una leucemia particularmente grave que acabó con su vida en dos
meses.
La mujer del último presidente soviético, Mijail Gorbachov,
murió en el Hospital Clínico Universitario de Muenster (Oeste de
Alemania) sin haber recobrado el conocimiento. Raisa había sufrido
un colapso circulatorio el pasado día 12 y dos días después fue
ingresada en la unidad de cuidados intensivos de la que no volvió a
salir.
Hasta el último momento, sin embargo, los médicos y su familia
mantuvieron la esperanza de que Raisa superara la crisis y que
podría serle practicado un trasplante de médula. El médico que la
trataba, Thomas Buechner, afirmó el pasado viernes que, pese a que
Raisa estaba «atravesando una situación crítica», él seguía siendo
optimista.
Ese mismo día, Mijail Gorbachov había asegurado que existían
indicios de que su esposa reaccionaba positivamente a la
medicación. Buechner indicó que los médicos alemanes que trataron a
Raisa consideran su muerte como «un grave fracaso».
Raisa Gorbachova había viajado a Muenster por recomendación de
sus médicos rusos y en el centro alemán se le diagnosticó una
leucemia mielítica aguda. Dicha leucemia es un tipo de cáncer que
progresa muy rápidamente, y que, en el caso de Gorbachova, era
además problemático debido a la edad, 67 años», explicaron fuentes
del hospital. De haber superado la crisis circulatoria que le costó
la vida, Gorbachova hubiera sido sometida pronto a un trasplante de
médula donada por su hermana Liumila Tirotenko que había viajado a
Muenster para ello.
La muerte de Raisa, cuyos restos mortales viajarán hoy a Rusia,
ha sido recibida con mucho pesar, especialmente en Alemania donde
se la veía como una aliada de su marido en el proceso de
Perestroika que tuvo, entre otras consecuencias, la reunificación
alemana. Los ciudadanos rusos, que reprochaban a Raisa Gorvachov el
haberse inmiscuido en política y sus lujosos gustos, se unieron
ayer a la tristeza del antiguo presidente soviético. Acostumbrados
a las esposas de los dirigentes soviéticos del estilo «babouchka»
(abuela en ruso), los soviéticos no lograron aceptar a una mujer
que se cambiaba de ropa cuatro veces al día y llevaba vistosas
sortijas.
Entre las numerosas muestras de condolencia recibidas por
Gorbachov, figuran las enviadas por los Reyes Don Juan Carlos y
Doña Sofía, Aznar, el Papa o Yeltsin.
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