Los pescadores y las autoridades bretonas (noroeste de Francia) se
inquietan cada día más por las 20.000 toneladas de combustible que
siguen en los tanques del «Erika», hundido a 60 kilómetros de la
costa, a la que ha empezado a llegar parte del petróleo vertido.
Las primeras manchas fueron detectadas el viernes por la tarde en
las playas de Penmarch, varias decenas de kilómetros más al norte
de donde se esperaba la «marea negra».
Esto indujo a los expertos a pensar que esos vertidos podrían
llegar directamente de los tanques del barco y no del combustible
vertido en el momento del naufragio, cuando el petrolero maltés
Erika se partió en dos el pasado día 12. Un portavoz de la
prefectura marítima de Brest explicó que ni los helicópteros ni los
pescadores han detectado fugas, pero eso tampoco descarta que se
estén produciendo y que el combustible haya llegado hasta la línea
de tierra «entre dos aguas». La verosimilitud de esta hipótesis
encrespó más los ánimos de los alcaldes y los pescadores bretones,
que urgen a las autoridades competentes a que se inicie sin más
demora la recuperación del petróleo de los depósitos del
«Erika».
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