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España se comprometió en la cumbre de Kioto, celebrada en 1997 a limitar sus emisiones de CO2 a un 15 por ciento para el año 2010. Lejos de cumplir ese margen, una década antes de cumplir el plazo casi lo ha duplicado, con una tendencia creciente. Según un informe de CC OO, nuestro país ya ha aumentado un 27 por ciento las emisiones de gases con efecto invernadero desde 1990 hasta 1999. En este marco ya habla directamente de sanciones porque cree que «sólo con un milagro» España conseguirá cumplir lo acordado y no acabar en un proceso de desertización.