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EFE - MURMANSK Animados por la recuperación de doce cadáveres del submarino nuclear «Kursk», los buzos redoblaron ayer sus esfuerzos para rescatar al resto de las víctimas de una tragedia cuyas misteriosas causas atormentan a Rusia.

Vladímir Navrotski, portavoz de la Flota Rusa del Norte, anunció que, desde el domingo y hasta primera hora de ayer lunes, el equipo ruso-noruego había logrado sacar del submarino hundido ocho cuerpos. Estos cadáveres, que fueron subidos a la superficie e instalados a bordo de la plataforma noruega «Regalia» desde donde se dirigen las operaciones, se suman así a otros cuatro rescatados la semana pasada.

Pero como ocurrió con esos cuatro primeros cuerpos, fuentes de la Armada dijeron que el mal tiempo impidió su traslado inmediato a tierra al no poder aterrizar los helicópteros en «Regalia». Un fuerte temporal azota desde el viernes la zona ártica del mar de Bárents donde reposa el «Kursk» desde que se hundió por causas no aclaradas el pasado 12 de agosto con 118 tripulantes.

Pero si la operación de rescate de las víctimas de la tragedia rindió frutos, no ocurrió lo mismo respecto a posibles pistas que aportaran luz al misterio sobre el hundimiento, o al menos no se hicieron públicas. Moscú dijo tras el hallazgo de la nota en el uniforme del teniente de navío Dmitri Kolésnikov, único cuerpo que pudo identificarse, que el 8 de noviembre se sabrá todo.