Uno de cada dos españoles quiere ahorrar y no puede, y los que lo
hacen acaban destinando su dinero a productos bancarios clásicos,
como depósitos o cuentas corrientes, según afirma un informe
realizado por la Fundación de las Cajas de Ahorros Confederadas.
El estudio, realizado a través de una encuesta, revela la larga
distancia que existe entre el deseo de ahorrar y su realización, y
afirma que el 43% de los españoles quiere y puede ahorrar, mientras
que el 50% reconoce que quiere y no puede.
Por contra, queda un 7% de los individuos que ni ahorra ni
quiere ahorrar, que opta por vivir al día sin preocuparse de que
surjan gastos imprevistos o de invertir una parte del dinero en
planes de pensiones o de jubilación.
La actitud de los españoles hacia el ahorro está muy relacionado
con su posición económica, pero no con su edad, pues existe un alto
porcentaje de jóvenes que no gastan todos sus ingresos, sobre todo
los que disfrutan de la posición privilegiada de vivir en el hogar
paterno con la manutención cubierta, y de ser además solteros y sin
hijos.
En general, tal y como relata el informe, el español actual
tiene una mayor predisposición a disfrutar de la vida y consumir
que a ahorrar «peseta a peseta», como hacía la generación anterior.
Además, los españoles no consideran 'ahorro' el pequeño remanente
que queda a final de mes en cuentas corrientes o en libreras de
ahorro.
Los motivos para querer ahorrar son diversos. Según se desprende
del informe, la gente se priva de un mayor consumo por los hijos,
por guardar algo de dinero para la vejez o para poder acometer un
gasto planificado de antemano.
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