Tras diecisiete horas de negociaciones, los ministros de
Agricultura de la UE sólo pudieron lograr un acuerdo firme sobre la
aplicación de los test a todos los animales de riesgo (muertos por
causas extrañas) con más de 30 meses. Los test cubrirán unos
400.000 animales de riesgo a partir del 1 de enero del 2001, lo que
constituye un aumento respecto a las 170.000 cabezas de ganado
previstas antes de que surgiera la actual crisis por el aumento de
los casos detectados en Francia.
Sin embargo, la promesa de aplicar esa medida a millones de
animales que llegan aparentemente sanos a los mataderos quedó
condicionada al resultado de esa primera fase de análisis. Sólo «a
la luz de la experiencia» resultante de los primeros test decidirá
la UE si los amplía a todo el ganado con más de 30 meses de edad
que llegue al sacrificio destinado a la cadena alimentaria.
El presidente del Consejo de Ministros de Agricultura de la
Unión Europea (UE), Jean Glavany, calificó de «milagro» el acuerdo
de mínimos logrado por los Quince tras las divergencias suscitadas
en torno principalmente a la edad de los animales que serán
sometidos a control. Algunos países, con Italia a la cabeza,
consideraron insuficiente la edad de los 30 meses, y cuatro estados
(Finlandia, Suecia, Dinamarca y Austria) se negaron a aplicarlos en
sus territorios, pero no pudieron reunir una minoría de bloqueo a
su favor.
La Comisión Europea y la presidencia francesa de la UE
presionaron hasta el último minuto, a España, Italia y Austria para
que levantaran las restricciones aplicadas a las importaciones de
vacuno francés e irlandés. El ministro español, Miguel Arias
Cañete, calificó de «poco seria» ese intento de resolver el embargo
francés de un plumazo con un acuerdo político y sin dictamen
científico.
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