La fiebre aftosa ha cruzado de isla para llegar a Irlanda del
Norte, donde se ha detectado ya un caso, según confirmó ayer la
ministra de Agricultura norirlandesa, Brid Rodgers. «Ahora creemos
que nos encontramos ante un brote de esta enfermedad (fiebre
aftosa) en Irlanda del Norte», afirmó Rodgers. Con 26 casos ya
registrados en Inglaterra y Gales "ayer se descubrieron ocho nuevos
focos", el departamento de Agricultura norirlandés confirmó un
brote de la enfermedad en una granja de la ciudad de Meigh,
limítrofe con la República de Irlanda, donde se incineró todo un
rebaño de ovejas.
En cuanto a Gran Bretaña, la campiña inglesa está prácticamente
cerrada al tránsito debido a la propagación de brotes de fiebre
aftosa y los animales ya sacrificados o por sacrificar ascienden ya
a 11.000, de los que 1.000 son vacas, 8.500, ovejas, y 1.500,
cerdos. Ante este panorama, el primer ministro británico, Tony
Blair, se resiste a hablar de epidemia y ha prometido a los
granjeros británicos que su Gobierno hará todo lo posible para
erradicar lo que ha descrito como un «golpe injusto y amargo» para
el sector.
Mientras, dos explotaciones ganaderas alemanas fueron aisladas
de forma temporal y el transporte de animales ha sido prohibido a
tres kilómetros a la redonda después de que se detectaran
anticuerpos de fiebre aftosa en cinco ovejas. Las granjas se
encuentran en el estado de Renania del Norte Westfalia, donde viven
buena parte de los animales importados desde el Reino Unido, de los
que ya se han sacrificado 1.500 ovejas como medida de precaución
para evitar la propagación. Entre los animales sacrificados se
encontraban las citadas cinco ovejas, cuyos anticuerpos no prueban
si habían contraído la fiebre, pero sí que estuvieron en contacto
con los animales contagiados.
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