El primer brote de fiebre aftosa en el continente ha hecho extremar
las precauciones ante el riesgo económico que puede suponer su
propagación. La enfermedad, aunque no presenta riesgos para el ser
humano, es altamente contagiosa entre el ganado y su carácter
crónico obliga al sacrificio de los animales. Hasta el martes,
cuando se detectó el primer brote en una granja francesa, la
infección estaba localizada en el Reino Unido. Además, Italia y
Alemania están esperando el resultado de análisis que confirmen o
desmientan la existencia de la infección en sus fronteras.
En este contexto, el Ministerio de Agricultura, Pesa y
Alimentación comunicó a las comunidades autónomas que desde el 1 de
febrero entraron en el país casi 66.000 animales procedentes de
Francia, con el objetivo de que sean vigilados y sometidos a los
análisis pertinentes. Concretamente se trata de 141 partidas de
ovejas y cabras integradas por 7.767 animales; 89 partidas de
porcino con 5.417 ejemplares y 161 partidas de bovinos que suman
14.452 cabezas.
La Generalitat de Catalunya ha inmovilizado dos explotaciones
agrarias de 131 cabezas de vacuno, 60 en el Segrià (Lleida), y 71
en Osona (Barcelona), que procedían de Francia, ante la sospecha de
que podrían tener la enfermedad. El director general de Producción
Agraria de la Generalitat, Xabier Coll, explicó que los técnicos
están analizando a los animales aunque en los 20 días que llevan en
España no han manifestado ningún síntoma de la enfermedad. El
director general de Ganadería, Carlos Escribano, aseguró en
declaraciones a RNE que se están utilizando las mejores tecnologías
posibles en el laboratorio de referencia y se están tomando medias
en las poblaciones que les parece de riesgo, aunque ganadero en su
explotación debe tomar las medidas tradicionales de higiene
veterinaria.
Concretamente, Escribano aconsejó suprimir o restringir los
movimientos de animales, suprimir la entrada de animales
procedentes de otra explotación y desinfectar los lugares donde se
establezcan los animales. En cualquier caso, el director general de
ganadería subrayó que «la enfermedad no supone ningún riesgo para
el ser humano». «Es importante que la gente sepa que estamos
hablando de una enfermedad muy grave para la ganadería, pero no
tiene ninguna repercusión para los consumidores», dijo.
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