Los movimientos de ganado han sido sometidos de nuevo a severos
controles en el norte de Inglaterra tras descubrirse el pasado fin
de semana un nuevo foco de fiebre aftosa, lo que ha despertado
nuevos temores a que se produzca un rebrote de la enfermedad.
El responsable de los servicios veterinarios del Gobierno, Jim
Scudamore, calificó de «muy grave» este nuevo foco. El ganado de
las 16 granjas infectadas y de las 65 explotaciones situadas en las
proximidades ha sido abatido o está a punto de serlo, lo que afecta
a unos 45.000 animales.
El primer ministro británico, Tony Blair, insistió en que «no
debemos bajar la guardia, debemos conservar las medidas y
precauciones necesarias». Un millar de granjas del condado de North
Yorkshire y de Lancashire están afectadas por las restricciones a
la circulación que fueron progresivamente levantadas a medida que
la lucha contra la enfermedad daba sus frutos.
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