La estrella tiene una composición química parecida a la de nuestro sol.

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EFE-WASHINGTON Astrónomos estadounidenses han descubierto en la constelación de la Osa Mayor un sistema solar muy parecido al nuestro, con dos grandes planetas en órbita circular y la posibilidad de otros de tamaño menor, similar al de la Tierra. El hallazgo ha sido calificado de «esperanzador» y «sorprendente» por parte de varios científicos, entre ellos An Kinney, directora de Astronomía de la NASA. Aunque hasta ahora se habían descubierto cerca de 70 sistemas planetarios, éste es el primero en el que sus características, sobre todo el tipo de órbita circular de los planetas, le asemejan a nuestro sistema solar.

«De todos los sistemas solares que se han encontrado, éste es el que se parece más al nuestro», ha declarado Debra Fischer, de la Universidad de California en Berkeley y uno de los astrónomos que ha trabajado en el hallazgo. El sistema descubierto se encuentra a unos 50 años luz de distancia de la Tierra, lo que equivale a unos 470 billones de kilómetros, pero en términos astronómicos se considera «cercano». An Kinney, que dirige la sección de astronomía de la agencia espacial estadounidense, señaló ayer que el descubrimiento «aumenta las esperanzas de encontrar un planeta azul como la Tierra».

Hasta ahora sólo han podido detectarse en el sistema, denominado 47 Ursae Majoris, dos planetas similares en tamaño y en características a Júpiter y Saturno, pero existe un «hueco» en las órbitas respecto al astro central que denota la existencia de planetas menores. «Si existiera un planeta así y contuviera agua, las posibilidades de que albergue vida serían muy elevadas», dijo Kinney. Geoff Marcy, profesor de astronomía en la Universidad de Berkeley, ha comparado la observación de los dos grandes planetas a lo que ocurre cuando se observan cantos rodados en una playa. Se ven los objetos grandes porque son más fácilmente detectables en la distancia, pero eso no impide que existan granos de arena, ha dicho.

A esa distancia de unos 470 billones de kilómetros, ningún telescopio, por potente que sea, es capaz de ver desde la Tierra los cuerpos que forman el sistema 47 Ursae Majoris, pero los astrónomos han podido deducir su existencia de un fenómeno que se denomina «temblor» o «bamboleo». Las estrellas, como nuestro sol, ejercen una atracción gravitacional sobre los planetas que hace que estos «tiemblen» o se muevan ligeramente. Midiendo ese «bamboleo» puede conocerse la existencia e incluso la distancia a la que está un planeta. Se trata de todo un descubrimiento.