La Asociación Nacional de Grandes Empresas de Distribución (ANGED)
decidió ayer aceptar la propuesta del Ministerio de Agricultura de
trasladar el coste de la eliminación de las harinas de carne al
consumidor, que se cifra entre tres y siete pesetas por kilo, según
el tipo de carne. Según un portavoz de ANGED, que junto a la
Asociación Española de Distribuidores, Autoservicios y
Supermercados (ASEDAS) se reunió ayer con representantes del
Ministerio de Agricultura, «no hay otra solución que comprar más
caro y vender más caro».
Este portavoz aseguró que «cada uno intenta comprar a los
mejores precios», ante la pregunta de si la distribución dejará de
presionar a la industria cárnica para obtener precios más bajos. El
Ministerio de Agricultura ya ha anunciado que su objetivo se centra
en que los ganaderos no sufran los costes de la eliminación de
estos residuos cuando termine la financiación estatal en enero de
2002 y que se traslade realmente a la cesta de la compra.
Agricultura prevé llegar a un acuerdo intersectorial con la
industria y la distribución, que se publicará en el Boletín Oficial
del Estado (BOE) como norma contractual en cuanto esté suscrito por
las partes.
Las asociaciones de consumidores han mostrado ayer su
indignación ante la posibilidad de que la gran distribución
traslade al consumidor el coste de la eliminación de las harinas de
carne, entre tres y siete pesetas por kilo. El portavoz de la
Confederación Española de Consumidores y Usuarios (CECU), Antonio
López, insistió en que ese coste tiene que ser asumido por el
Estado y recordó que la crisis de las «vacas locas» no ha
terminado. Añadió que pese a que el incremento de precio esté
estipulado entre tres y siete pesetas por kilo, el distribuidor
podrá subirlo el porcentaje que quiera, ya que este es un mercado
libre, aunque advirtió que el consumidor también puede dejar de
comprar este producto, tal y como ocurrió al principio de la
crisis.
Por su parte, el portavoz de la Unión de Consumidores de España
(UCE), Enrique García, calificó de «lamentable» la iniciativa del
MAPA y aseguró que la mejor manera de defender los derechos de los
consumidores es que continúen las ayudas para la eliminación de las
harinas cárnicas, «que eran necesarias antes y ahora». Advirtió de
que, aunque se insiste en que el consumo de carne de vacuno se ha
normalizado, la «percepción» de la UCE es que todavía no ha
recuperado los niveles anteriores a la crisis.
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